-Este mal hábito, cada vez es más frecuente en los menores
Elena Rojas, Zamora
Los niños (as) que se chupan el dedo tienden a una deformidad cráneo facial, es decir modifican su paladar y se sume su mandíbula, advirtió Manuel Ladrón de Guevara Gutiérrez, ortopedista con postgrado en el hospital infantil de México “Federico Gómez”.
Indicó que la succión del dedo o chuparse el dedo es un hábito que en un principio resulta natural, “es la forma que tiene el bebé de explorar su entorno por medio de la boca y chuparse el dedo le da cierta satisfacción y tranquilidad que el bebé necesita para enfrentar el mundo nuevo, lo que se considera normal hasta los 4 años de edad“.
Añadió, “se vuelve un problema cuando el niño continua con ese mal hábito después de los 4 años de edad. Cuando esto sucede, se debe analizar bien el caso, porque puede tener un complejo psicológico de ansiedad”.
Agregó, “por ello antes de que el dentista coloque al menor cualquier tipo de aparato para impedir la succión, se debe de llevar al menor a una consulta psicológica, porque si se le coloca el aparato y no se ha estudiado el caso le podrá causar más ansiedad y generar otro tipo de hábitos como orinarse en la cama, jalarse las cejas o el cabello. Por tanto si se va a colocar el aparato es porque se estudió el caso debidamente y se detectó que no es un problema grave de ansiedad”.
Indicó que este mal hábito se presenta cada vez con más frecuencia porque hay mucha ansiedad en los niños ante entornos familiares y sociales hostiles, “este hábito origina el efecto deformante en los menores, porque afecta el hueso de soporte de los dientes. La cara se empieza a deformar, a los niños se les empieza hacer la boca como de pajarito, a sumirse la mandíbula y a salirse el tercio medio, como el personaje de Felipito en la caricatura Mafalda”, ejemplificó.
Expresó, “esta situación resulta delicada porque afecta la autoestima del niño, quien se convierte en víctima de burlas por parte de sus compañeros, aunado a la ansiedad que padece, representa una carga emocional fuerte”.
Se estima que 3 de cada 10 niños de 5 a 12 años de edad tienen este mal hábito, “este incluso puede ser hereditario, pero en su mayoría obedece a un trastorno de ansiedad, por lo que hay que analizar el origen de este problema, ya sea por un duelo que presente el menor por la muerte de un ser querido, por el divorcio de los padres o por casos violencia intrafamiliar”, concluyó.
Numeraria
800 pesos cuesta aparato fijo con bandas, anillos y alambre de acero inoxidable para impedir succión e interrumpir el hábito para que el niño no deforme su boca.
Tienden a deformidad cráneo facial los niños que se chupan el dedo: Ortopediatra
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