José Guerra, Jiquilpan
Con eventos en centros de investigación de esta región se realizó en la conmemoración del natalicio de Lázaro Cárdenas del Río en su ciudad natal.
Lázaro Cárdenas del Río, jiquilpense con orígenes africanos, de acuerdo al investigador del Colegio de Michoacán Álvaro Ochoa, fue quizá el producto mejor logrado de las distintas revueltas armadas, accedió por la vía del voto popular a la presidencia de la República en 1934 bajo el protectorado del también General Plutarco Elías Calles a quien expulsó del país.
“Bajo el lema «México para los mexicanos», Cárdenas llevó adelante una política de nacionalizaciones, especialmente trascendentes por lo que respecta al petróleo; ello le enfrentó con Estados Unidos y le obligó a buscar compradores en Alemania. También se ocupó de proteger a la población indígena, impulsó la reforma agraria, combatió el latifundismo, nacionalizó los ferrocarriles y estableció una enseñanza pública laica, gratuita y obligatoria”.
Mientras Cárdenas del Río colocaba el nombre de Jiquilpan ahora en el concierto internacional, en el terruño, la matria, como le llaman algunos estudiosos de la historia, las inauguraciones de puentes, calles, escuelas, parques, estatuas, monumentos y otras obras se daban en vertiginosa secuencia siempre con la aportación del titular del Ejecutivo Federal.
De acuerdo a la biografía oficial, Lázaro Cárdenas se enlistó en el ejército a los 18 años bajo el mando de Martín Castrejón y una década después alcanzó el grado de general de brigada.
Las acciones de Cárdenas del Río durante su activismo militar fueron poco conocidas por los de estas tierras, el cronista Gabriel Montes, en su texto Cojumatlán a través de su historia señala que la intervención de Cárdenas del Río fue importante para evitar un enfrentamiento entre el grupo de Eugenio Zúñiga y el carrancista José Morales Ibarra en las cercanías de los municipios de Sahuayo y Jiquilpan.
En 1919, Cárdenas del Río se encontraba en el puerto de Tuxpan, Veracruz al mando de la 1era Brigada de Sonora que se había desprendido de esa región en columna expedicionaria para batir a los mercenarios y desleales militares al servicio de las empresas petroleras que creían así sustraerse al gobierno de Venustiano Carraza, citó el General Armando R. Pareyón Azpeitia quien a la postre fuera el jefe del Estado Mayor Presidencial de Lázaro Cárdenas.
“Lo que más me llamó la atención en el Coronel Cárdenas de 1919 fue su edad y su alta jerarquía militar en una de las misiones más difíciles: pacificar y controlar para el gobierno constitucional los campos petroleros del estado de Veracruz” escribió Pareyón Azpeitia.
Es quizá este autor quien con mayor certeza arroja luces sobre la vida militar de Cárdenas del Río al grado de asegurar que éste sufrió los estragos de la fiebre palúdica durante su estancia en las Huasteca Veracruzanas y en las regiones de Tehuantepec.
El autor califica a Cárdenas del Río como un líder valeroso en la batalla pues, invariablemente, era el entonces Coronel quien primero intentaba cruzar las líneas enemigas; de acuerdo al autor la explicación de Lázaro Cárdenas para esta actitud en combate era harto sencilla: “Mis soldados son en su mayoría indios de la región del Río Mayo y de la Sierra del Bacatete reclutados en Sonora, y están acostumbrados a estar en combate con gran bravura y valor temerario cuando ven a su jefe al frente de ellos al que consideran como un padre”.
La carrera de Lázaro Cárdenas del Río a la Presidencia de la República se inicia el 17 de julio de 1928 cuando José León Toral asesinó a Álvaro Obregón, presidente electo de México.
Aún cuando las simpatías de Plutarco Elías Calles, como Jefe Máximo de la Revolución se inclinaban a favor del General Manuel Pérez Treviño, fue el Presidente Abelardo Rodríguez quien inclinó la balanza política a favor del General Cárdenas contra la voluntad del General Calles.
El primero de diciembre de 1934 Lázaro Cárdenas asume la Presidencia de la República y en su discurso da un esbozo de lo que será la política interna y externa que prevalecerá durante el llamado “Cardenato”.
“Nada puede justificar más la larga lucha revolucionaria que la existencia de regiones enteras del país donde el hombre vive ajo a toda civilización material y espiritual, hundido en la ignorancia y la pobreza más absolutas”.
Lo realizado por Cárdenas del Río durante su encargo como mandatario ha dejado huella profunda a nivel nacional y mundial, desde la expropiación petrolera, la creación del ejido hasta los apoyos morales, económicos y sociales a naciones como España, Finlandia, Checoslovaquia, Etiopía Austria, Nicaragua y el sureste asiático.
Pero es quizá lo realizado en el contexto local lo que ha permitido que Cárdenas del Río sea un ícono del mexicano post revolucionario; eso es, la socialización de la riqueza natural del país administrada a través del estado para garantizar que ésta llegue a la mayoría de los mexicanos.
El desmembramiento en la región Ciénega de las haciendas de Huaracha, Cojumatlán, El Platanal y otras permitió que miles de campesinos y de indígenas de esta parte del estado pudieran acceder a otros estadios de vida.