-Lágrimas nos protegen contra las infecciones
Elena Rojas, Zamora
La enfermedad crónica del ojo seco ya es considerada una epidemia a nivel mundial, cuyos principales factores que la originan son el elevado uso de la tecnología, la exposición a luz ultravioleta en estos tiempos de pandemia y el menor parpadeo al forzar la vista para ver los monitores de celulares, pantallas de tv, computadoras, lap tops y tabletas.
Cabe mencionar que esta enfermedad ya no solamente afecta a los adultos mayores, sino incluso a niños y jóvenes, de no atenderse puede provocar terigión o carnosidad, así como conjuntivitis, infecciones y alergias, “el ojo seco provoca que no se sustituye correctamente la lágrima”, advirtió Jesús Osvaldo Vargas Aguilar, Optometrista.
Explicó que generalmente se propicia cuando la capa de aceite que hay sobre la lágrima se desequilibra y permite que el aire seque rápidamente la gota que hay en el ojo, “este desequilibrio produce lagrimeo constante, pero como se evapora rápido no se aprovechan sus nutrientes. También ardor, comezón, y esa capa de aceite termina haciéndose grumos, que incluso llega a afectar la calidad de la visión”.
Puntualizó que normalmente se entiende que un ojo seco es un ojo que no tiene lágrima, “pero curiosamente más bien hace referencia que la lágrima se está evaporando rápidamente y como el ojo se queda expuesto seco, produce más lágrima, por lo que hay desequilibrio”.
Describió que el ojo tiene 3 capas: una de cera, una de agua que es donde van los nutrientes que alimentan la cornea y una de aceite que evita que se evapore la lágrima, “para evitar el ojo seco es importante que al usar los dispositivos móviles no forcemos la vista y parpadeemos de 15 a 20 veces por minuto”.
A veces, agregó, los monitores de computadoras quedan más altos de nuestra cabeza, “por lo que terminamos esforzando más nuestra vista y disminuimos la cantidad de parpadeos, eso hace que la capa de aceite se haga brumosa y no permite que lubrique adecuadamente el ojo y genera mayor exposición al viento e infecciones”.
Aseguró que la lágrima tiene un componente que es un antibiótico natural, “cuando cae algún agente infeccioso o patógeno, lo neutraliza. Por tanto, cuando la lágrima no está equilibrada, entre que se seca y se recupera alcanza a tocar la primera pared del ojo, donde se alojan bacterias y agentes infecciosos y por este desequilibrio es más difícil que ataque estos agentes”.
Por tanto, concluyó, las lágrimas mientras no se produzcan en exceso o estén desequilibradas, son favorables para tener protegido, limpio, sano y lubricado al ojo, “además mientras la lágrima no esté saliendo en abundancia del ojo, esta está internamente fluyendo del ojo a la nariz y humectando el aire que va a los pulmones para que respiremos de manera más confortable”.