– Desde hacinamiento, falta de acceso a la educación, malas condiciones de salubridad.
Elena Rojas, Zamora
“Las prisiones del país son sistemas rebasados ante diversos problemas que enfrentan, los cuales van desde hacinamiento, falta de acceso a la educación, condiciones deplorables de salubridad, denigración a los derechos humanos, detrimento o descomposición de los alimentos”, señaló Isabel Juárez Becerra, Doctora en Historia, investigadora de la Universidad de Guadalajara y fundadora de la red sobre espacios carcelarios.
Añadió que por ello es fundamental que todas las personas que estén relacionadas sobre el fenómeno carcelario tomen cartas en el asunto para proponer posibles soluciones, “no debemos quedarnos con la idea de que la prisión es para denigrar a las personas o para castigarlas y humillarlas”.
Pidió desterrar esos imaginarios de cómo se va dando esa vida en la prisión, “las personas que tienen el acercamiento a prisión confirman los problemas ya señalados al interior de las cárceles. Lamentablemente estamos ante un sistema penitenciario decadente, parte del problema es que no hemos visualizado una solución más allá”.
En su visita al Colegio de Michoacán (Colmich) mencionó que estas constantes críticas sobre el hacinamiento, si es una escuela de vicios o por la falta de derechos humanos, “es algo que se dice desde el origen de la penitenciaria y esto persiste porque no se quiere cambiar, porque no hemos pensado más allá de lo que implica el fenómeno carcelario”.
Dijo que para fortalecer el sistema penitenciario se requiere acercar más servicios de salud y de educación, “pero sigue una cultura represiva, en el cual difícilmente se dignifica la estancia de persona en prisión, ya que desde el principio la institución excluye, la separa de la sociedad, de su familia”.
Además, es erróneo pensar que una cárcel nueva va a ayudar a combatir la delincuencia o el creer que una cárcel nueva con mayores servicios y más bonita ayuda a combatir el problema carcelario. Es muy generalizado pensar que esas personas merecen malos tratos”.
“Si esas personas merecen malos tratos, no nos vamos a poner a construir una prisión que los dignifique, porque lamentablemente se parte del principio que son personas que no lo merecen, que son desechos o que son escorias de la sociedad. Hay que retomar el debate de cómo vemos a las personas que infringen o cometen algún delito”, concluyó.