José Guerra, Villama
Derivado de diversos factores se han venido reduciendo los espacios físicos y los tiempos para el pastoreo directo de hatos de caprinos lo que podría verse reflejado en la calidad de la leche.
Miguel Pérez Bautista, del área de caprinocultura de la Brigada de Educación para el Desarrollo Rural 63 de este municipio destacó que el problema es que la mayoría de los productores de leche de cabra utilizan lo que se conoce como pastoreo directo, esto es, dejar que los animales se alimenten en las parcelas ya cosechadas o en los cerros.
“El problema es que ya los agricultores no dejan mucho espacio para esta actividad, unos porque no quieren que les molesten sus tierras y sus zanjas y otros porque después de un cultivo inmediatamente ponen el otro”.
Otro problema es que algunos agricultores prefieren utilizar los esquilmos (remanentes de cosechas) para reintegrarlos como nutrientes a las tierras de cultivo lo que deja a los animales con cada vez menos posibilidades de alimentarse a través del pastoreo directo.
“Cada vez son más restringidos los espacios porque se establecen los cultivos inmediatamente después de la cosecha o porque los esquilmos son enterrados por los agricultores para dar nutrientes a la tierra”.
De manera particular en este ciclo, dijo, tal vez exista una mayor posibilidad de que los rebaños aprovechen los esquilmos, esto debido a que las presas de San Antonio y Jaripo no acumularon el agua suficiente para establecer cultivos de invierno.
En lo que hace a la calidad de la leche, destacó Pérez Bautista que esta pudiera verse afectada en razón de que para garantizar la calidad el caprinocultor tendría que complementar la dieta de los hatos a base de concentrados: “La calidad de la leche es un poquito mejor en las cabras que andan en pastoreo directo sobre todo en el contenido de sólidos de la leche”.