Roberto Fuentes Vivar
Quienes sangran al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) me sangran a mí.
Me sangran a mí y sangran a miles de mexicanos que, como yo, tenemos más de 40 años de cotizar ante el instituto y esperamos algún día tener una pensión digna.
Sangran también a los más de 60 millones de mexicanos que esperan tener una atención de calidad cuando recurren a sus clínicas, a sus hospitales y a sus servicios.
Sangran a los mexicanos para, a través de médicos y clínicas instaladas en territorio nacional, los inversionistas de las bolsas internacionales obtengan ganancias que no siempre pueden considerarse lícitas.
Todo esto viene a cuento, porque hay empresas que han tomado la sangría al Seguro Social como un deporte nacional, un ejemplo es el de Alfredo Merino, director de Fresenius en México y su afiliado, Luis Fernando Magaña Vázquez, dueño de la clínica Unidad Renal de Zamora, que sangran al IMSS, al cobrarle sobreprecios multimillonarios en el servicio de hemodiálisis a más de 180 pacientes.
Con esta sangría impiden que este servicio lo ofrezca la empresa que le ganó la licitación con precios 40 menores a los que cobra esa empresa transnacional.
Si bien José Antonio González Anaya, director general del IMSS, ha intentado transparentar las adquisiciones de bienes y servicios a través de licitaciones públicas abiertas, lo que ha permitido ahorros sustanciales, hay quienes aprovechan cualquier hendidura para sangrar al instituto.
Fresenius perdió la licitación de Hemodiálisis Extra e Intramuros. En la categoría de Extramuros perdió el 23% de tratamientos que tenía y una facturación de más de 200 millones de pesos anuales. En Intramuros también perdió en muchos estados.
De las cuatro zonas definidas, se quedó con la 1 y la 4, ofertando a un precio 61 por ciento debajo del precio de referencia, lo cual podía ser un buen ahorro para el IMSS: Pero ahora rechaza firmar el contrato al aducir que no puede prestar el servicio bajo esas condiciones.
El caso es que el pasado 26 de septiembre, Sanefro, la empresa ganadora de la licitación en Zamora, comenzó a otorgar el servicio a los más de 180 pacientes. Sin embargo, Fresenius y la Unidad Renal de Zamora han puesto todo tipo de pretextos y de limitantes para que opere el consorcio que obtuvo la licitación, poniendo en peligro incluso la vida de los derechohabientes.
Lamentablemente, el IMSS de Zamora permitió a los pacientes acudir a la clínica que mejor les convenga a los pacientes mientras conviven el contrato que termina el 31 de octubre y el nuevo que inició el 26 de septiembre. Con un sobreprecio que afecta y sangra al IMSS.
El asunto es tan grave que muchos pacientes fueron amenazados, por medio telefónico, en el sentido de que se les retiraría el servicio si no acudían al servicio de hemodiálisis del Luis Fernando Magaña, que cobra un sobreprecio de 40 por ciento, a costa del IMSS.
Fuera de las llamadas telefónicas amenazantes e intimidantes que a todas luces son ilegales, lo grave es que el propio Seguro Social permita que se privilegien negocios internacionales, aún a costa de la salud de los pacientes.
Resulta que Fresenius es una empresa que está en los mercados bursátiles internacionales concretamente en Estados Unidos y Europa y que su presidente Ronald Kuerbit, es un personaje que puede aparecer el revista Hola, mientras que los pacientes mexicanos se debaten entre la vida y la muerte.
¿Cuál es el negocio entre la Unidad Renal de Zamora y los directivos de Fresenius? Cuando el doctor Magaña sangra al IMSS, también me sangra a mí. No hay más amargo dolor que sangrar la sangre para engordar la bolsa.