José Guerra, Venustiano Carranza
Pese a que los volúmenes de captura en el Lago de Chapala son apenas menores a los del año anterior, resalta el hecho de que los pescadores de ríos y presas presentaron volúmenes de pesca apenas menores que pescadores del Lago.
De acuerdo a los datos proporcionados por la oficina auxiliar de la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca) en la región de la Ciénega de Chapala, si bien no se ha incrementado el volumen de captura de peces, tampoco ha disminuido de manera sustancial, esto es, los volúmenes de captura, de acuerdo a los datos de facturación de las cooperativas de pescadores se han mantenido estables aunque tienden a la baja.
Según las cifras proporcionadas por esta dependencia, hasta el reporte de enero de este año, el volumen total de captura de las 7 cooperativas que operan en el Lago de Chapala en los municipios de Cojumatlán y Venustiano Carranza fue de 25 toneladas con 367 kilos en tanto que a la misma fecha del año anterior el volumen de captura fue de 27,340 kilos, esto es una captura menor hasta en 1, 973 kilos.
Es de señalar que de acuerdo a la misma oficina, los reportes de pesca del 2013 de cooperativas que operan en ríos, lagos y presas de los municipios de Villamar, Jacona, Briseñas y Vista Hermosa señalan hasta 16, 971 kilos en este año en tanto que la captura durante el 2012 fue de 15, 612 kilos de pescado.
En lo que se refiere a la actividad pesquera en el Lago, Luis Manuel Gutiérrez Murillo, responsable de esta oficina señaló que la variación de los volúmenes de captura es producto de diversos factores entre los que se encuentran la deserción temporal de algunos integrantes de varias cooperativas además de la utilización de mallas prohibidas: “Debido a que no hay pescado muy grande, muchos pescadores caen en la tentación de utilizar mallas más chicas, y los pescadores que acostumbran respetar las vedas y las mallas permitidas lo que hacen es dejar de pescar y eso disminuye la cantidad de pescadores y se traduce en menos captura”.
Aunque no se tiene con precisión el dato del índice de abandono de la actividad, el entrevistado señaló que en base a los reportes entregados por los presidentes de las cooperativas sí se puede establecer una merma en el número de pescadores como en el caso de la cooperativa Pescadores Organizados de Cojumatlán que en enero del 2012 reportó una captura de 5.2 toneladas y para el reporte de enero de este año facturó apenas 1.7 toneladas.
En el caso de los trabajadores de las redes que no han abandonado la actividad, lo que están haciendo es terciar las incursiones de pesca, esto es ingresar a la Laguna cada tercer día en la intención de reducir los costos por concepto de combustible y obtener algo de ganancia; los recursos obtenidos por los pescadores que han implementado este esquema de operación tampoco son lo rentable que se esperaría ya que, según señaló el entrevistado, el comprador paga al pescador entre 5 y 7 pesos por kilo: “Hay pescadores que sacan al día 3 kilos, 5 kilos y perciben por día de 20 a 35 pesos”.
Básicamente el problema de la productividad del lago más grande del país es que ha disminuido la población de peces aunque en fechas recientes se sembró en el lago un millón de crías de tilapia como parte de un programa en el que se pretendía sembrar cerca de cinco millones de crías; sin embargo, los beneficios de esta primera siembra no se lograron concretar ya que debido a la necesidad imperante de los pescadores la gran mayoría de las crías no logró llegar a la madures.
“Debido al uso de las artes de pesca prohibidos, el pescado no crece como debería crecer, la mojarra “aprende” a alcanzar la madurez con una talla muy pequeña y con estas mallas se acaban a los peces todavía muy pequeños de tamaño”.
Esto es, los pescadores que utilizan mallas con abertura de 3 pulgadas y un cuarto, difícilmente podrán capturar estos peces que se han adecuado a un proceso de enanización lo que obliga a la utilización de mallas con aberturas de 3 y hasta de 2 pulgadas y media que son consideradas como ilegales para efectos de pesca comercial.
“La mojarra se ha modificado para poder tener sus crías en una etapa muy temprana, anteriormente se desarrollaban como debería ser, ya cuando estaban grandes de talla tenían sus crías, ahora tienden a desarrollarse de esta forma tienen sus crías cuando todavía son de talla pequeña y no crecen como deberían crecer; la Ley de Pesca marca 20 centímetros de talla para la tilapia y de 25 para la carpa pero ahora es muy difícil encontrar un pescado de este tamaño sobre todo en el Lago de Chapala sobre todo por el uso de estas redes”.
En el tema coincidió Francisco Medina, presidente de la cooperativa de Pescadores Jalisco/Michoacán en la región de Régules quien señaló que pese a los recorridos que realiza personal de la capitanía de puerto de Chapala no se ha logrado abatir el uso de este tipo de redes que impiden el desarrollo de las poblaciones de peces: “Antes con dos pescados completabas el kilo, ahora necesitamos entre seis y siete para hacer lo mismo, es muy chica la carpa pero qué hacemos si cuando vienen los guardias federales nunca encuentran redes”.
A más de la productividad, los pescadores enfrentan el duro proceso de comercialización ya que, regularmente, las cooperativas tienen a un comprador establecido quien durante el trasiego de la Laguna al puesto del mercado obtiene una ganancia de cerca de 15 pesos por kilo.
Ante la falta de peces de la laguna y ante la entrada de la Cuaresma, los procesadores de pescado establecidos en las regiones de Palo Alto en Régules y La Palma en Venustiano Carranza han tenido que recurrir a la compra de peces de otros estados lo que incrementa sensiblemente el precio final al comprador ya que en esto intervienen temas como el embalse de procedencia del producto.