-Lamentó investigador del ColMich; además, es sesgada y excesivamente costosa ante tantos elementos castrenses sin resultados
Elena Rojas, Zamora.
“La política de seguridad en la región no está funcionando. Además, es incompleta, sesgada y excesivamente costosa, ¿cuánto cuestan 1 mil 500 soldados? Los homicidios, asaltos, robos a vehículos son el pan de cada día y la mayoría de las víctimas son mujeres”, lamentó José Luis Sefoo Luján, investigador del Colegio de Michoacán (ColMich).
Mencionó que la reciente llegada de los mil elementos castrenses a esta zona, sumados a los 500 ya establecidos, para “supuestamente”, reforzar la seguridad, no están dando resultados, “el gobierno del estado habla de un fondo de fortalecimiento para la paz, con el cual los municipios recibirán millones para fortalecer su estado de fuerza, como contar con más policías, más capacitación y prevención, pero no genera resultados”.
Mencionó que es una cruda verdad que siguen al alza los homicidios en Zamora y Jacona, “si bien es cierto, en diciembre tuvimos 104 victimas (asesinados y heridos) en ambos municipios y en enero bajamos a 82 víctimas”.
Consideró que cualquier autoridad con esas cifras, a manera de consuelo, puede decir a la población: “¡vamos bien!, pero si comparamos en plazos más largos, lo que observamos es que la violencia ha aumentado bastante. Tomando en cuenta las cifras de enero con 61 homicidios en ambos municipios, tenemos 2 muertes violentas intencionales cada día”.
Dijo que la comparación tiene sentido cuando se hace en un plazo más largo, “si comparamos de septiembre a diciembre del 2020, se registraron 135 homicidios en Zamora, mientras que, en esos mismos meses, pero del 2021, tuvimos 176 homicidios”.
Más que cuerpos militares, dejó en claro que para mitigar la inseguridad se requiere tomar en cuenta diversos aspectos, entre ellos que verdaderamente funcionen las cámaras de seguridad, las cuales desde hace tiempo están desconectadas.
Por otro lado, agregó, es necesario invertir en materia preventiva en las colonias donde suceden más delitos, dotar de más recursos al centro de integración juvenil para que este refuerce la prevención en el consumo de sustancias, “y es que alrededor de cada persona que inhala cristal, sucede una tragedia”.
“Es inconcebible que, en un ambiente de expansión en el consumo de cristal, no se visualice como un verdadero problema de salud pública. Si bien es cierto, es necesario el rifle, las patrullas, los cuerpos castrenses y policiacos, pero también es necesario atacar desde la raíz, con una atención más cercana hacia la reconstrucción del tejido social y consultar a la gente, que son las víctimas directas e indirectas de este desgarriate [sic]”, finalizó.