¿Pero qué tal la economía? Fue lo que respondió Pinochet al cuestionamiento sobre la muerte de estudiantes, desaparición de opositores y ambiente de terror y violencia de estado que entonces vivía en Chile. ¿Pero qué tal la economía?, parece ser la respuesta del presidente Felipe Calderón que dio al día siguiente en que se dieron a conocer la detención de al menos 3 generales de élite involucrados con la delincuencia organizada.
Y es que haber vivido más de 70 años de un sistema político dictatorial, opresor, absolutista, controlador y manipulador como lo fue el del PRI, nos dejó una enseñanza torcida de lo que es la política y la democracia, cuya principal consecuencia es que la llegada de los gobiernos panistas a la federación, y la llegada paulatina de panistas y perredistas a estados y municipios, no significó un cambio en la manera de hacer política, sino en repetir los mismos vicios priístas, pero acomodados a la conveniencia de los nuevos grupos y perfeccionados con la variedad de ideologías.
Las expresiones “mi gobierno garantizará el derecho a la libre manifestación”, de Peña Nieto; “Voy a visitar Tamaulipas cada 15 días para revisar la situación (de violencia) del estado”, de López Obrador, y el “Voy a crear una Policía Nacional con 150 mil efectivos para garantizar la paz”, de Vázquez Mota, son indicativos de que a nuestros tres candidatos no les interesa estructurar un gobierno democrático, en el que los buenos resultados son consecuencia del trabajo que realicen cada uno de los que intervienen en él, sino un gobierno en lo que importa es el control absoluto que tengan como presidentes, sobre el tema que consideran único e indispensable.
Pero es entendible, 70 años de enseñarnos a ser antidemocráticos impulsó a los partidos de oposición a esforzarse por perfeccionar en sus gobiernos todas las técnicas y tácticas posibles para aparentar democracia, tolerancia, participación ciudadana, crítica, inclusión y representación social, en donde no la hay.
Al final, gane quien gane, cuando tenga una situación social de mayor pobreza, cuando no haya funcionado su programa de seguridad, cuando no pueda responder a las críticas, siempre podrá contestar, ¿y qué tal la economía?