Noé Ortiz
Ser mexicanos y encontrar esos puntos que nos identifican como tales, como miembros de un mismo país y una misma sociedad, es quizá uno de los tema que quedan más deteriorados a 6 años del inicio de una guerra contra el crimen, 12 de la implementación de políticas públicas que descuidaron el fondo por cuidar la forma, y más de 70 de fomento de antivalores e instituciones hechas para la corrupción.
Es algo en lo que han fallado nuestros gobiernos, que comparten, sin importar colores, esa incapacidad por amalgamar esa noción de nación, y nos hemos quedado en la difusión de elementos aislados que, si bien son parte del dominio popular, por sí mismos no definen ni identifican.
Todos conocemos el mariachi, pero no hace más mexicano el preferir el mariachi sobre el pop, incluso, la misma música de mariachi parece revivir sólo en cada celebración septembrina, hasta el caso de que habrá mexicanos que no les guste, sin que por eso dejen de serlo.
Igual pasa con la comida típica (¿cuál es más típica?, ¿la michoacana, jalisciense, sinaloense, norteña, del centro del país?) a la que todos identificamos como algo mexicano, sin que la preferencia o gusto por ella condicionen la mexicanidad.
La misma historia se repita con las artesanías, la preferencia por los elementos de “cultura mexicana” u orgullo por un pasado indígena, el conocimiento de la geografía y tantos otros elementos que, insisto, son parte de la noción de mexicanidad, sin que por sí mismos la definan.
Y tampoco se trata de que tengamos que tener por fuerza denominadores comunes, creo que la diversidad social de México, en donde no tenemos un origen común, ni una historia homogénea o una visión uniforme, nos lleva más a pensar en una cadena de valores en donde podemos coincidir en uno o más eslabones, que en un concepto unívoco de la mexicanidad.
¿Has pensado tú qué te hace ser mexicano?