Noé Ortiz
En varias ocasiones mencioné aquí en PAPALOTE, y comentamos en RADIO INDEPENDIENTE, la necesidad de contar en Zamora con una oficina de PROFECO, lo que se me pasó aclarar, es que debería ser una oficina eficiente.
Me parece una burla que el encargado de la oficina, Miguel López, responda que tiene indicaciones de no proporcionar información, ni atender las quejas presentadas en torno al tema del incremento del precio del huevo y carne de pollo.
Una burla, porque cree que los zamoranos somos tan tontos, ignorantes y limitados, que no vamos a entrar a la página de internet de la dependencia www.profeco.gob.mx , para enterarnos de que sí se está atendiendo el problema, que desde el 4 de julio activó en todo el país un programa de verificación de venta de pollo y huevo.
En la misma página se entera uno que hasta el momento han realizado mil 529 acciones de monitoreo y 628 verificaciones en establecimientos en todo el país, resultando al menos 180 sanciones. La PROFECO sí está dando información y sí está atendiendo quejas, ¿por qué negarlos aquí en Zamora?
El funcionario, además, desconoce las normas legales mínimas que rigen su actuación: tendría que haber dicho el nombre de quien le indicó no proporcionar la información, exhibir el sustento legal en el que se basa su negativa, y finalmente informar en dónde se encuentra la información que, debiendo de tenerla él, no la tiene.
En una ciudad que ha caído al 7º lugar de importancia en el estado, que busca en los servicios turísticos como una fuente alternativa de ingresos, que dice propugnar por recuperar la relevancia como centro comercial de la región, lo menos que se podría sería esperar una PROFECO capaz de influir en la dinámica generada entre el que ofrece productos y servicios y el consumidor, de quien la defensa de derechos es, finalmente, el objetivo principal, poder informar al consumidor en qué lugares de esta ciudad el huevo está más barato, qué requisitos deben verificarse al comprar carne para asegurarnos de que no es de ave enferma y por supuesto, los lugares en que están más caros estos productos.
Lástima, en el reparto de oficinas, nos tocó la PROFECO chafa, si no que pirata, cuya utilidad parece ser la misma que tendría una oficina vacía, con la diferencia de que esta nos cuesta salarios de funcionarios y renta de local.