Noé Ortiz
A más tardar la próxima semana tendrán que ser destruidos los datos de RENAUT, aquella ocurrencia que los legisladores nos vendieron como la herramienta más efectiva nunca antes pensada, para combatir la extorsión telefónica y brindarnos más seguridad y que termina siendo un ejemplo más de por qué, independientemente de qué partido gane una elección, las cosas no van a cambiar en este país, como ya comenté en otra ocasión.
El RENAUT corresponde a la típica respuesta del idiota: como no comprendo mi entorno, no entiendo el problema, y mucho menos tengo los conocimientos para hacer una propuesta, tomo la pobre interpretación que pueda hacer de la realidad, superficial y simplona, y la acomodo a una ocurrencia, cuidando de justificar cualquier crítica o incoherencia, en el contexto de dicha ocurrencia.
“Hay un problema de extorsión telefónica en el país, utilizando teléfonos celulares”, es la información que reciben nuestros legisladores, y ante su incapacidad por entender que el problema tiene que ver con pobreza, falta de oportunidades de desarrollo, corrupción de autoridades, exceso en el gasto público, que incluye un a sede del Senado cara y mala, provocando fugas de dinero que impiden aplicar mejores programas sociales, ineficacia de políticas y autoridades, sobornos, apatía y desinterés, se les ocurrió la simplona idea: “vamos a controlar los celulares”.
No importó que condicionar el uso del celular al registro de datos personales violara la Garantías Constitucional de libertad de comunicación (como tampoco importó violar las de una secuestradora, con tal de hacer un buen show que garantizara votos), ni que tuvieran que destinar millones de pesos (aún no sabemos el costo, pero le aseguro que no son pocos millones) a un proyecto que no arrojó un solo resultado concreto, pues ningún delincuente fue detenido gracias al RENAUT, ni mucho menos, un solo delito fue evitado por el mismo.
Y a pesar de que tuvimos un proyecto fraudulento, caro, ineficiente, inservible e inútil, no hay un solo legislador que responda por este fracaso, ni uno que explique el por qué de esa ocurrencia, y mucho menos, alguno que se responsabilice de desperdiciar dinero de los mexicanos en ocurrencias.
Pero eso sí, a muchos los vimos como candidatos en las pasadas elecciones, y muchos otros estarán en campaña en este año, algunos llegarán a una posición pública y estarán listos para implementar otra ocurrencia.
Por eso, gane quien gane, el país no va a cambiar.