Noé Ortiz
Ya desde el inicio de las clases, nuestros maestros ¡¿democráticos?! nos muestran que este será otro año escolar perdido en Michoacán, en donde no cumplirán con la totalidad del calendario establecido, no implementarán por su cuenta y a iniciativa propia actos que mejoren y eleven el nivel educativo del estado y sí volverán a hacer de la prebenda política, el usufructo ilegítimo y la ganancia personal, la temática bajo la cual trabajar.
Se autodesignaron protectores de la sociedad, pues alegan que todas sus marchas, suspensiones de clases y gasto inútil de nuestro dinero (porque hay que recordar que el dinero con el que se paga su sueldo, el dinero que reciben para realizar sus marchas, el que negocian en cada paro y reciben bajo las famosas “minutas”, es dinero público), son por nuestro bien, asumo, conocimiento al que llegaron por inspiración divina, pues no conozco referéndum o consulta ciudadana que se los confiriera.
Y si bien por una parte he señalado que este sexenio es la oportunidad para que la sociedad civil se organice y a través de movilizaciones, protestas y presiones, logre la reforma política que necesitamos, una cosa es que las personas inviertan su dinero, a su costa y perjuicio, para protestar, y otra que, como los mentores, lo hagan en los horarios en que deberían de dar clases, violando los derechos a la educación de los alumnos y que el tiempo que desperdician les sea pagado como tiempo laborado, todo, a nuestra costa.
Para colmo de males, surge otra pésima noticia relacionada con la educación: al parecer, el rector de la UMSNH, en un arrebato de obstrucción del paso del oxígeno al cerebro, quiere truncar en 3er año la carrera de medicina en la Extensión Zamora, que desde hace más de una década lucha por crecer en esta región, obligando a los alumnos que empiecen aquí sus estudios, a trasladarse para terminarlos en Morelia.
Creo que al rector no le han informado que otras universidades públicas de otros estados están haciendo precisamente lo contrario, la descentralización como una muy efectiva manera de elevar la calidad académica y darle a sus estados una institución pública de estudios superiores fuerte, relevante e influyente en el desarrollo de la sociedad.
Lástima, educación básica que depende de la visión torpe y fanática de los CNTEs y educación superior miope, pendiente de las ocurrencias de quien debiendo ser rector, actúa como simple testaferro.