Si no crees, respeta
Noé Ortiz
Por momentos vuelve a sorprenderme el alto nivel de intolerancia que mostramos como sociedad reflejada en las acciones masivas de las redes sociales, uno de mis referentes preferidos porque me permite asomarme al mismo tiempo a lugares distantes geográficamente, pero que son socialmente similares cuando hablamos del colectivo.
Por ejemplo, durante jueves, viernes y sábado, víspera a la llegada del Papa, comenzaron a publicarse imágenes alusivas a la visita, con mensajes de bienvenida y buenos deseos, pero rematadas con frases con el hastag #SiNoCeerRespeta previniendo algún comentario detractor de su presencia, de los cuales, por supuesto, hubo también muchos.
Vamos, el respeto no viene en el silencio sino que sólo es posible en la discusión, y ésta existe sólo cuando se da en la confrontación de las ideas, y en sentido contrario, la falta de respeto nace cuando el ataque es a la persona por las ideas que tiene, el hastag no tiene otra interpretación posible que “cállate, no tienes derecho s hablar porque no opinas como yo, y mi opinión es la única buena porque es en favor de dios”.
Claro que la intolerancia no se limita al tema religioso, sino que la vivimos en todas aquellas discusiones del colectivo: si apoyas a la CNTE eres un vándalo y si no la apoyas, un comparsa del gobierno; si estás con Kate un filodelincuente y si crees que debe ser sometida a proceso, un ignorante…
Y en esta actitud seguimos privándonos de la oportunidad de hacer de la discusión el motor social del cambio, porque parece más importante demostrar quién impone su postura en lugar de buscar el acuerdo entre las razones.
Creo que esto,pasa porque los preceptos que nutren la opinión pública están basados en la credulidad, es decir, asimilamos la afirmación sin cuestionarla, porque cuestionar significa, en ese espectro colectivo, estar en el bando contrario. De otra manera no entiendo el gran impacto que tuvo la opinión de Andrea Legarreta sobre el dólar: su opinión es importante porque su personaje (es una actriz, se dedica a actuar aún fuera de foros) le ha enseñado a generaciones de mexicanos lo que es el amor, el desamor, el sufrimiento y su premio, la abnegación y el regocijo; es modelo porque siempre ha tenido un final feliz en sus telenovelas y porque siempre dice la verdad cuando habla de otros artistas en su programa. Generó un modelo de credulidad que chocó con lo aberrante de su comentario, porque para sus seguidores siempre decía la verdad.
¿Cuántos modelos similares alimentan la opinión pública? Y por favor, si no crees, no te calles, no respetes las ideas sólo porque existen, cuestiónalas.
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@nortiznonito