A 8 columnas
Noé Ortiz
En 1980 salió la película “La guerra de los niños”, de Parchis, grupo que a mis 6 años enmarcaba el universo musical, junto con Enrique y Ana (de quien tuve el disco que venía con el platillo chino de regalo), el infaltable Cepillín, Topo Gigo (y en algún extraño vericueto, Ricchi e poveri); pero Parchís era la onda, fenómeno que abarcaba discos, juegos y, por supuesto, películas (en el entonces imevisión rifaban las de ellos, Milly y Plili, Rocío Dúrcal y las infaltables de César Costa) en donde hablaban ya de Mortadelo y Filemón.
Esta película, La guerra de los niños, tiene una lección de periodismo: que un perro muerda a un hombre es algo común, pero que un hombre muerda a un perro, es nota de 8 columnas.
Y sin embargo parece que vivimos “el mundo del revés”, en el que la sorpresa es que hayan detenido a alguien considerado delincuente prófugo; causa consternación que la actriz Kate del Castillo sea investigada sospechosa de haber creado una empresa en asociación de alguien sentenciado a prisión por cohecho, asociación delictuosa, delitos contra la salud y delincuencia organizada, mientras que se genera la misma sorpresa con la detención de Humberto Moreira sobre quien pesan acusaciones de lavado de dinero y malversación de fondos.
Me pregunto, ¿qué no debería ser lo ordinario, lo normal, que alguien sobre quien recaen sospechas de haber cometido delitos, quede sujeto a un proceso legal? Sin embargo pareciera que la necesidad de explicar todo a través de complots, aunado al innegable desgaste de las instituciones, ha desplegado un manto dentro del cual sólo,podemos entender y explicar nuestra realidad a través y par de la política.
Tomemos el tema desde otra perspectiva: quiero creer que el interés de Sean Penn era efectivamente periodístico, que a través de la entrevista buscó demostrar que las políticas persecutorias y prohibitiva adoptadas internacionalmente no han sido efectivas en el combate al consumo y tráfico de drogas, es decir, un punto de vista ajeno a los intereses políticos y económicos del tema, y sin embargo, terminó diluido en el chismorreo.
En el caso de Moreira, me parece más relevante discutir acerca de la necesidad de fortalecer procesos que sustraigan de la jurisdicción local a la corrupción en la búsqueda más efectiva de su combate. Si Moreira sale libre no podrán acusarlo de comprar a los jueces. Y sin embargo prevalecen las teorías de revancha, desquite o componenda.
Es aquí en donde se pierde la perspectiva de esa sociedad civil, en la que, sin embargo, sigo creyendo que radica la clave del cambio.
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