Lucía Mora
Una de las problemáticas de México más abrumadoras y más ignoradas en el país es la violencia contra las mujeres. Lo anterior me indigna no solamente porque soy mujer, sino por el trasfondo y las causas de esta problemática, generada esencialmente por los patrones de género que fueron determinados históricamente y culturalmente, y que no hacen más que dar paso y abrir oportunidad para la violencia, impunidad, inseguridad, misoginia y machismo que se vive en el país día a día.
Hoy en día, las mujeres que viven en el país enfrentan una realidad desgarradora, injusta y desigual. De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2011) producto del trabajo conjunto del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, ONU-Mujeres y el Instituto Nacional de las Mujeres, 5 de cada 10 de las mujeres de 15 años y más en México han sido víctimas de violencia, ya sea emocional, física, económica o sexual, por parte de sus parejas durante su actual o más reciente relación. En contraste, apenas casi dos de cada diez mujeres que vivieron violencia doméstica se acercaron a alguna autoridad a pedir ayuda. Tampoco hay que olvidar el hecho de que México, de acuerdo a la ONU, es el país número 16 en el mundo en feminicidios, un fenómeno que no deja de aumentar en el país, y que las autoridades no deja de ignorar.
Me entristece tener que vivir en una realidad en la que las mujeres se encuentran en la necesidad de exigir respeto, cuando éste debería ser la norma. La violencia de género no es un tema comúnmente discutido por el gobierno, dándole así a este tema un ambiente de indiferencia, invisibilidad, desesperanza, ignorancia e incluso temor. ¿Cómo es que la situación de las mujeres en México cambiará si las personas con el poder para cambiar la situación no trabajan para ello?
Evidentemente, las políticas públicas, las legislaciones y los programas creados por el gobierno para atacar este fenómeno no están logrando grandes mejoras, esto en parte por los factores de invisibilidad y vulnerabilidad que rodean al fenómeno, impuestos por la propia sociedad. Es importante que nosotros, los mexicanos y mexicanas, demos paso al diálogo, la concientización y la acción respecto a este tema que seguramente afecta a cada uno de nosotros. Dada la situación actual del país, las acciones que pueden generar un cambio real e inmediato son las propias de la sociedad; es importante hacer uso de nuestra voz y nuestro rol en la sociedad para que el país no sea un lugar donde la inseguridad y la violencia se conviertan en algo normal.
No alejemos más la posibilidad de vivir en un México justo y digno, donde el respeto sea la base de las interacciones entre hombres y mujeres. Y aunque esta posibilidad suena como un sueño, no debería de ser así. El respeto entre hombres y mujeres debe existir no solamente en realidades utópicas; no normalicemos esto y no dejemos que la violencia a la mujer se convierta en un identificador y evidencia de la vida en México, abrámosle paso al progreso, la igualdad y la justicia.
Lucía Mora es Estudiante de Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey Campus GDL.