Elena Rojas, Zamora
«Desde el año 2015 se intensificaron acciones de concientización para que en los hospitales públicos y privados se implemente el «parto humanizado», ya que en la actualidad solamente lo practican las parteras y algunos médicos en lo particular, pero es fundamental que en las instituciones de salud lo lleven a la práctica», señaló Jorge Roberto Vázquez Palacios, director del centro de salud Zamora- Valencia.
Consideró que es de vital importancia apostar al parto humanizado, esto es, hacer que el parto sea de lo más familiar posible y lo menos invasor en cuestión médica, «es decir, que si la mujer tiene las condiciones necesarias, que el parto sea normal, si ella puede parir por si misma se le debe dar esa oportunidad, involucrar al esposo, que existan esas muestras de cariño, al igual que las del personal médico que está en su trabajo de parto, porque eso va a cambiar las condiciones».
«La mujer debe tener la libertad de decidir cómo desea que se realice el parto, siempre y cuando sea en condiciones naturales. En cambio, si hay alguna situación que ponga en riesgo la vida de la madre o del producto, ahí nosotros tomamos una acción completamente diferente, pero el parto humanizado lleva dos puntos esenciales: mayor acercamiento físico y mayor estado inmunológico del paciente».
Admitió que es muy frecuente la violencia obstétrica entre los profesionales de la salud, «la cometemos cuando no dejamos que el parto culmine de la manera fisiológica posible. Por ejemplo, si yo como médico sé que esa persona puede tener un parto normal, tiene todas las condiciones, pero yo le pido que se haga una cesárea o uso “fórceps”, en ese momento estoy ejerciendo una violencia obstétrica».
Añadió, «el hecho de no dar la oportunidad de decidir a la persona, es cuando se pierde el sentido de parto humanizado. Esta práctica fortalece la salud mental de la paciente, por tanto, la sociedad necesita sensibilizarse más para hacer promoción a este tema tan importante».
Enumeró los tipos de violencia obstétrica más frecuentes: el uso de los fórceps, forzar un procedimiento que no es correcto, utilizar expresiones no adecuadas con la mujer que la ofendan o denigren su integridad.
«Poco a poco el médico es más consciente, tiene más responsabilidad, es cuidadoso en la manera como hace el abordaje con las personas para evitar que alguna acción puede ser considerada violenta para quién está por resolver un parto y si este puede ser de forma natural, apoyar. Del 2015 a la fecha ha ido disminuyendo la violencia obstétrica porque se ha hecho énfasis en los términos de parto amigable, parto humanizado, lactancia materna, papá y mamá canguro, etc.», concluyó.