-No es con más policías y militares que mejora seguridad: Investigador ColMich
Elena Rojas, Zamora
“Reducir la violencia no depende de más policías o soldados, sobre todo cuando en esta zona conurbada Zamora-Jacona desde hace muchos años se reconoce que la inseguridad tiene que ver con el narco. Por lo que se deben atacar las causas sociales de la drogadicción, es decir, apostar en materia preventiva”, señaló José Luis Sefoo Luján, investigador del Colegio de Michoacán (ColMich).
Dijo que todo mundo reconoce que se requiere una mejor atención hacia el tema de las drogas, “pero ninguna autoridad quiere invertir en materia de prevención. Al Centro de Integración Juvenil (CIJ) le aportan para temas preventivos 50 mil pesos en todo el año, lo que hace difícil contratar psicólogos o trabajadores sociales”.
Lo anterior, sostuvo, contribuiría a abatir el problema de las adiciones, las cuales no solo afectan la salud de quienes las consumen, “sino su estabilidad social, familiar y emocional. Instituciones como el CIJ necesitan apoyo directo para difundir las secuelas que genera el consumo de drogas.
“También se requiere lograr procedimientos que aseguren aplicar verdaderamente la justicia. Y es que, a muchos delincuentes, no les preocupa llegar a la cárcel, quizá hasta les conviene porque hay 3 comidas al día, esa es una afirmación algo aventurada, pero estoy seguro de que a muchos delincuentes no les asusta mucho ser encarcelados”, resaltó.
Por lo tanto, añadió, es necesario modificar la aplicación de la justicia para poder disminuir la violencia; además, por alguna razón, “las autoridades no impulsan una campaña fuerte para que todo mundo conozca objetivamente el impacto que genera el consumo de drogas, no gastan un peso en eso, deberían invertirle a ese tipo de orientación”.
Asimismo, enfatizó, los gobiernos deben apostar a un tipo de policía que tengan raíces en los barrios, que contraten trabajadores sociales en las colonias para orientar a los jóvenes, pero que les paguen, porque muchas instituciones hacen uso de jóvenes recién egresados y no tienen remuneración”.
Es triste, concluyó, que a estos jóvenes no les valoren sus conocimientos en trabajo social, enfermería, psicología, etc., “quieren que trabajen de “gorra”. Por tanto, no solo se ocupan policías, soldados, sino profesionistas en general que coadyuven a contrarrestar este problema”.