-Cancelación de graduaciones y eventos sociales, los principales factores
Elena Rojas, Chilchota
Chilchota es considerada la capital mundial de los azahares, desde hace muchos años, aproximadamente 5 mil familias en este municipio se dedican a elaborar estos productos ornamentales para bodas, bautizos, XV años, comuniones, confirmaciones y graduaciones. Sin embargo, hoy en día la economía de estas familias está siendo gravemente afectada por la contingencia sanitaria, ya que estima que la mitad de los talleres han cerrado.
“Tan sólo en el primer cuadro de la cabecera municipal había 40 talleres artesanales dedicados a la elaboración de estos productos, no obstante de marzo a la fecha colapsaron 20 de estos, la falta de movilidad y convivencia social a consecuencia del COVID-19 fueron los culpables de esta quiebra. Y el riesgo de desaparecer sigue latente para los que a duras penas aún subsistimos de este oficio”, lamentó Jesús Ibarra, productor de azahares, quien desde hace 22 años se dedica a esta labor.
“Los que aun sobrevivimos reducimos nuestra labor en casi un 90%. Previo a la contingencia elaborábamos por mes 100 estuches completos (un ramo de novia o XV años, el lazo de los novios, la tiara o tocado de la novia o quinceañera y el ramo del novio), ahora cada mes elaboramos alrededor de 15 estuches”, resaltó.
Especificó que la producción está bastante mal, “por lo que ya estamos buscando otras fuentes de ingreso. Desafortunadamente el cierre de los templos y la falta de celebraciones eucarísticas genero un impacto notable en nuestra economía. Los meses más favorables para los productores de azahares eran febrero, junio y diciembre; por ejemplo en Junio nos pedían muchos arreglos para las graduaciones y lamentablemente estuvo inactivo”.
Prácticamente la producción de azahares, mencionó, dejo de ser una actividad rentable, “incluso ya tenemos meses sin abastecernos de más insumos para elaborar nuestros productos, estamos con mucha incertidumbre, con la zozobra de que más sigue. Es así que no han adquirido telas, listones, sal de parafina, alambres, flores, pintura, plastilina, además estos cada 6 meses tienden a aumentar sus precios”.
Cabe señalar que en la elaboración de un estuche tardan en promedio 3 horas, los precios van de 250 pesos a 680 pesos, “como ya no es una labor redituable, prácticamente las nuevas generaciones no quieren aprender este oficio artesanal, definitivamente no le ven futuro. Por ello lanzamos un llamado al gobierno estatal a que impulse este sector, necesitamos financiamientos para que se vuelvan a reactivar los talleres de azahares, ya que desde hace 15 años no hemos recibido créditos”.