-Pero solo el 5% de jornaleras tienen seguridad social
Elena Rojas, Zamora
“Michoacán es de los estados donde más empleo femenino existe en la agricultura, las cuales principalmente trabajan las berries, lamentablemente, sólo el 5 por ciento de las jornaleras cuenta con seguridad social, el resto prácticamente se encuentra en la total indefensión”, señaló Lucie Crespo Stupková, catedrática del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), investigadora en temas agrícolas, que estuvo de expositora en el Colegio de Michoacán (Colmich).
Además enfrentan mucha exposición a riesgos. Por ejemplo, en fresa se utilizan agroquímicos muy tóxicos. Este daño, generalmente lo presentan después de 5 años y al carecer de seguridad social los costos en materia de salud son muy altos y van por su cuenta.
“En el momento que necesiten atender un problema de salud, nadie les va a pagar una intervención quirúrgica o una quimioterapia. Y es que los patrones, por ahorrarse un dinero y por insensibles, no las dan de alta al IMSS”, resaltó.
Así lo expresó en el marco de la ponencia “Mujeres en la agricultura”, que ofreció en el Colmich en el marco del foro “Feminicidio, acoso laboral y precariedad en el trabajo”, donde reconoció que no existe una estadística certera de cuantas mujeres laboran en el campo michoacano, toda vez que no se lleva un registro al momento que les dan el trabajo, “esa es otra forma de violencia, la falta de datos para poder generar políticas públicas a favor de ellas”.
No obstante, clasificó la precariedad de estas mujeres en 3 grupos: “el primer grupo de jornaleras son aquellas que tienen el mayor nivel de precariedad, son las madres solteras, viudas y que necesitan trabajar todo el año, dado que no tienen otro ingreso.
“Ellas trabajan en la pizca y en la poda en el verano, lo que es un trabajo físicamente más difícil. El segundo grupo trabaja únicamente en la pizca, como un complemento de ingreso, quienes ya no están tanto en un nivel de vulnerabilidad, dado que por lo general están casadas y lo que ganan es un extra”, aseguró.
“Y un tercer grupo son las mujeres migrantes, las que trabajan por un tiempo definido (no todo el año) y muchas veces vienen en grupo: Por ejemplo, vienen a trabajar la pizca, después se van a Guanajuato a trabajar el esparrago y posteriormente se mueven a Sonora o Baja California”, describió.
Incluso, dijo, se han hecho trabajos de investigación interesantes siguiendo las rutas de migración, “estas señoras también viven en un alto grado de vulnerabilidad, por las condiciones de inestabilidad, como la falta de vivienda”.
“Además que en este rango se encuentra el mayor porcentaje sin seguridad social, aunado a que las horas que trabajan son más en estas mujeres migrantes e igualmente sufren más al abandonar a sus hijos o padres”, concluyó.
Numeraria
95 % de las jornaleras en Michoacán no cuentan con seguridad social