-Cientos de fieles acudieron a confesarse en Calzada de la Misericordia.
-El 18 de marzo nuevamente se convoca a realizar este sacramento
Elena Rojas, Zamora.
“Mentiras, infidelidades, enojos, robos, discusiones, divisiones, agresiones, maltrato, etc., son los principales pecados que salieron a relucir al confesarse los zamoranos el pasado miércoles de ceniza; afortunadamente son pecados muy humanos y las personas han manifestado un verdadero arrepentimiento, vivimos en una sociedad conservadora, les interesa ser buenos”.
Señaló César Hernández Rivera, padre salesiano del Templo de la Señora de los Dolores en Zamora, dijo que el evento de la Calzada de la Misericordia realizado el pasado 2 de marzo fue todo un éxito, ya que acudieron cientos de fieles a confesarse (de 200 a 400).
Cabe mencionar que hubo 20 sacerdotes de esta Diocesis que participaron en esta actividad, la cual se replicará el próximo 18 de marzo en un horario de 4 pm a 7 pm. Por lo que se convoca a los católicos a realizar este sacramento, ya que habrá confesionarios establecidos a lo largo de esta Calzada.
“Afortunadamente los zamoranos si tienen la cultura de confesarse para limpiar sus culpas, están reflexionando moralmente, sobre todo en esta temporada de Cuaresma que los invita a la conversión, ya que muchos desean cambiar para bien. Los zamoranos más creyentes generalmente se confiesan cada 3 meses o cada año”, citó.
En cambio, añadió, muchos otros se confiesan porque se sienten insatisfechos, a disgusto, están en constante conflicto social, “ya sea con su familia o personas que les rodean, se tornan agresivos y esos mismos pensamientos tóxicos no les permiten estar en armonía, de ahí que sienten la necesidad de confesarse. La confesión es una manera de recuperar la dignidad humana”.
Consideró que es importante realizar este sacramento para comprometernos a cambiar aquellas conductas que generen conflicto, “los obispos nos han instruido a ser artífices de la paz, tanto individual, familiar y social”.
Concluyó al decir que lamentablemente en todo el país la mayoría de las personas tienen un pariente o dos que los mataron, asesinaron o desaparecieron, “por ello los sacerdotes debemos hacernos presentes donde la gente nos necesita, hay mucho que hacer para recomponer el tejido social”.