No obstante, en tiempos de pandemia incrementó la demanda de este servicio, pues prefieren rehabilitar a comprar nuevos
Elena Rojas, Zamora.
“8 de cada diez personas que mandan a reparar su calzado lo hacen por amor al zapato, es decir, se sienten a gusto y cómodos con ellos, más que por economía, también porque se lo regaló o compró un ser querido o el modelo le gusta y ya no encuentra uno igual”.
Señaló Cinthia Guadalupe Barbosa, integrante del taller de reparación de calzado “Mamá Coco”, dijo que incluso le han traído zapatos de 10, 15 o más años de uso y es que antes eran de mejor calidad los materiales y la elaboración de estos también”.
Indicó que, en contraste, los nuevos o actuales vienen mal pegados, con una costura poco reforzada, “sobre todo marcas chinas, o bien compran en mercado libre u otras plataformas en línea, por lo que no tienen manera analizar el material físicamente y al llegar aquí se percatan de la fragilidad con que están hechos”.
Por eso, agregó, “a veces la gente prefiere reparar que comprar unos nuevos, porque los “viejitos”, ya los tienen ajustados a su pie y vale más gastar en unas tapas que ir a comprar otros, pues de aquí a que los amoldan, es más complicado”.
Resaltó que, además, les toca reparar mucho zapato de marca, como Andrea, Flexi, Castalia, Christian Gallery, Hush Puppy, entre otros que son zapatos caros de más de mil pesos, “por lo que les conviene reparar en lugar de tirar”.
Reveló que en su taller lo que más demanda la gente son servicios de pegados, costuras, tapas, fabricación de plantillas y cambios de suela, “estos últimos, sobre todo en varones, las desgastan más pronto, al no ser tan vanidosos como las mujeres, quienes generalmente cambian continuamente de calzado”.
Aunque también, mencionó, “hay casos en que prácticamente tenemos que rehacer las piezas, sobre todo cuando se trata de calzado destruido por mordedura de perro o ruptura de piezas que hay que volver a rehacer o conseguir”.
Admitió que, en estos tiempos de pandemia, incrementó la demanda de servicio hasta un 30% “pues la gente prefiere reparar que comprar zapatos nuevos, en algunos casos abandonan su calzado, nosotros le damos 15 días al cliente para que venga a recoger, de lo contrario lo regalamos a las personas en situación de vulnerabilidad o los donamos al bazar del asilo de ancianos “Pedro Rocha”.
Actualmente, finalizó, “tenemos más de un centenar de pares que desde hace dos años no los han venido a recoger, les estamos dando más tiempo para que lo hagan, conscientes de la difícil situación económica a consecuencia de la pandemia”.