El padre Verduzco no le ve objeto a la marcha.
Elena Rojas, Zamora.
“No le veo objeto a la marcha LGTB, es hacer alarde de su degeneración y tendencia desviada. Si bien es cierto, las lesbianas, gays, trasvestis, transgénero, transexuales y bisexuales pueden hacer de su vida lo que quieran, no por ello tienen que andar exhibiendo sus desviaciones, porque para nosotros los católicos Dios, solamente, creó dos sexos: hombre y mujer para procrear vida”.
Consideró lo anterior Alfonso Verduzco Pardo, sacerdote en la iglesia de San Francisco, agregó que como sacerdote puede ser asesino, maricón o degenerado de marca, “esto dependerá de mi libre albedrio, del uso y responsabilidad de mi libertad y de las disposiciones que la naturaleza me ha dado”.
Aclaró que entiende que hay homosexuales de nacimiento; otros por propia opción deliberada y otros porque han sido victimas de la perversidad humana, “pero nadie les impide que tengan esos gustos, no veo porque tengan que andar con manifestaciones”.
Reconoció que hay personas LGTB muy capaces, útiles y que se desarrollan en diversos ámbitos laborales, “se les contrata en las empresas cuando son decentes, honrados y trabajadores, nadie los excluye de la vida laboral, salvo cando son muy degenerados y quieren seducir a compañeros contra su voluntad, es decir, cuando abusan de su libertad”.
Dijo, “nadie los discrimina, incluso en el clero hay homosexuales, unos muy decentes, dignos y capaces y otros como ya se ha sabido han sido perversos. Ni la sociedad, ni la iglesia los excluyen, no hay segregación hacia este sector, no veo la razón de ser de esa protesta”.
A pregunta expresa de que la iglesia los discrimina ya que no les permite casarse, dijo, “no es que la iglesia les prohíba, el matrimonio es para hombre y mujer. Conozco homosexuales que se han unido en la intimidad y socialmente son respetados y tienen derecho a vivir unidos, pero no puede considerarse un matrimonio”.
Para concluir, puntualizó que es absurdo pensar que dos personas del mismo sexo puedan formar un hogar, “porque la finalidad del matrimonio es la procreación de los hijos. Si bien es cierto, civilmente se autoriza la unión de 2 personas del mismo sexo, la iglesia no tiene porque hacer eso, porque va contra la naturaleza humana”.