(Jesús Álvarez del Toro-Cronista de la ciudad)
La irreverencia es una de las virtudes que utilizan quienes, ante la impotencia de la realidad que nos tocó vivir, no encuentran otras armas a utilizar. Este es el caso de don Eduardo del Río; “el tal Rius” como él mismo solía llamarse. Eduardo del Río fue un zamorano que, haciendo gala de una sutil ironía, solía decir a diestra y siniestra, lo “mocha” que es su ciudad, nuestra ciudad.
A pesar de ello, muchos zamoranos, entre ellos nosotros, estamos orgullosos de que El tal Rius sea nativo de nuestra ciudad. Como un sencillo homenaje a su zamoranía, dediquémosle los siguientes renglones.
Eduardo del Río nació en esta ciudad el 20 de junio de 1934. De apenas un año de edad fue llevado a la ciudad de México, donde, ¡Oh, paradoja!, fue inscrito en un colegio de salesianos, donde cursó la primaria. Ya en su pubertad trabajó en la famosísima agencia funeraria Gayosso.
Hace poco más de una década, el poeta y escritor Juan Domingo Arguelles lo entrevistó para La Jornada Semanal, de donde hemos tomado algunos de los datos que presentamos a ustedes, así como de las opiniones de colegas suyos como Rafael Barajas “El Fisgón”. Personajes de la talla de José Agustín, Carlos Monsiváis y algunos más se han ocupado de nuestro paisano; incluso Guzmán Guerrero, en su Historia de la Caricatura le dedica un buen espacio.
Rius empezó a publicar sus primeras caricaturas en 1955 en la revista Ja-Já. Desde entonces, ha colaborado en casi todas las revistas importantes de México, como Proceso, Siempre!, Sucesos o Política; en periódicos tanto derechistas como de izquierda: El Universal, Ovaciones, La Prensa o La Jornada. Ha creado revistas de humor político y blanco: La Gallina, Marca Diablo, El Chahuistle y El Chamuco.
Uno de sus mayores éxitos fue la historieta “Los Supermachos”, con la cual empezó a acercarse al pueblo, combinando el humor y la política. El éxito fue inusitado, alcanzándose un tiraje semanal de 250 mil ejemplares. El editor de la revista, presionado por el gobierno, le quitó los personajes a Rius, quien se vio obligado a fundar un nuevo comic: “Los Agachados”.
Los agachados son la clave para entender la gran producción editorial de Rius. En esta revista Rius abordó, de 1968 a 1981, todos los temas imaginables: política, religión, sexo, música, futbol, economía, filosofía, historia, ecología, vegetarianismo y naturismo, física, etc. Con esto, formó una fuente de material importante, el cual recurrentemente utiliza, revisándolo y corrigiéndolo, para hacer sus libros. Se puede afirmar que el 20% del material utilizado en los libros de Rius se publicó previamente en Los Agachados o tuvo su origen basándose en algún ejemplar del mismo.
Los libros de Rius son característicos por ser escritos de manera informal, ilustrados con sus propias caricaturas y recortes de obras artísticas de otros autores, muchas veces intervenidas. Utilizó un lenguaje sencillo y coloquial para acercar el tema a los lectores no versados en el mismo. Su estilo es irreverente e incisivo. Ha publicado libros con temáticas de diferente índole, como son historia, filosofía, religión, y medicina popular con propósitos de divulgación.
Sus ideas son de contenido izquierdista. Durante la Guerra Fría fue un entusiasta apologista del comunismo y el bloque soviético. Rius es un fuerte crítico del sistema político mexicano (Su majestad el PRI, Los Panuchos, Desde los cristeros hasta Fox), del consumismo (La droga que refresca), del imperialismo (Vera Historia del Tío Sam, La interminable conquista de México) y de la religión en general (Manual del perfecto ateo, El mito guadalupano, El supermercado de sectas). Además su obra se precia de haber sido traducida a la mayoría de idiomas del munso.
En tiempos ya recientes colaboró con la revista de crítica sociopolitíca “El Chamuco” y “los hijos del averno”, de la cual es fundador. En dicha revista colaboran otros moneros altamente reconocidos como Rafael Barajas El Fisgón. Desde mayo de 2008, se sumó al equipo de SDP, El Sendero del Peje. Y apenas el 7 de diciembre pasado había sido galardonado con el primer Reconocimiento de Caricatura Gabriel Vargas, que le entregó el Gobierno de la Ciudad de México.
Nos puede la partida del último zamorano de talla universal. Esperemos, por su memoria, que vengan otros zamoranos a llenar la oquedad intelectual en que nos encontramos. Que así sea por el futuro de nuestra ciudad.