Oscar De La Rosa, Zamora
La Avenida Ferrocarril es una calle con mucha historia por contar a los habitantes del municipio, en especial a los jóvenes, y visitantes que llegan por el acceso norte rumbo al centro de la ciudad. Entre los viejos rieles, que aún se conservan de la antigua línea de tren, existen anécdotas por compartir como la llegada de las primeras locomotoras a Zamora, el uso de la vía de comunicación para el establecimiento de asentamientos irregulares y recientemente el Museo de la Ciudad en lo que era la antigua estación.
“A finales del siglo XIX se dio la llegada del tren a Zamora para potenciar las primeras exportaciones agrícolas del Valle de Zamora y fue algo característico del Porfiriato llevar a cabo la expansión de las redes ferroviarias que a esta localidad le tocaron por fortuna al ser un paso importante rumbo al norte y sur del Estado”, explicó el cronista de la ciudad, Jesús Álvarez Del Toro.
Indicó que el nombre de la calle Ferrocarril siempre se ha prestado a la polémica porque ha sido usado para determinar la nomenclatura de asentamientos irregulares que durante varias administraciones públicas han buscado llevar a feliz término el proceso de escrituración, lo que en muchos casos no fue posible.
“La calle ha sido testigo también de la transformación de uno de los accesos principales a Zamora con el paso de los años porque después de la actividad ferroviaria vino un proceso de progreso a partir de la década de 1950 que fue cuando las hectáreas de cultivo de los alrededores comenzaron a tener su crecimiento urbano hasta dar paso a la instalación de las oficinas de los estibadores y a ampliar el acceso a Zamora y modificar su ubicación para salir de lo que antes era el trayecto de las mulas (calle Pino Suárez)”, dijo.
Comentó que después de ello vino el abandono de la Estación de Ferrocarril, cuya actividad ferroviaria terminó por extinguirse a finales del siglo pasado, es decir, de 1990 a 2000 debido a que no se consideró importante el medio de transporte. Durante ese periodo el inmueble fue utilizado por vándalos e incluso indigentes que tenían alguna adicción.
Finalmente para el año 2008 comenzaron los trabajos para el rescate del inmueble, donde hoy se concentra el Museo de la Ciudad que es un espacio meramente para los zamoranos y que no obedece a algún particular como lo mencionó el cronista de la ciudad, quien espera que las nuevas generaciones aprovechen el lugar para nutrirse de conocimiento y hagan crecer la historia que el recinto alberga.