Nos encontramos en un punto de la política en la cuál debemos trascender los paradigmas establecidos y construir juntas y juntos un país más justo y equitativo. Por ello es crucial identificar a las mujeres como agentes de cambio, reconocer y potenciar su papel en la toma de decisiones y en la configuración del rumbo del país, lo cual será esencial para alcanzar una transformación integral.
La inclusión activa de las mujeres y de los grupos de la diversidad, así como los pueblos originarios en todos los niveles de la sociedad no solo promueve la igualdad de género, sino que también enriquece la perspectiva y la diversidad de ideas necesarias para afrontar los desafíos contemporáneos.
En el corazón de nuestra transformación se encuentra el lema «Es tiempo de mujeres», este llamado no solo aboga por la igualdad de oportunidades, sino que también reconoce el talento, la capacidad de liderazgo y la resiliencia que las mujeres aportan a la construcción del futuro de México. Apostar por un empoderamiento genuino de las mujeres no solo mejora la calidad de vida de la mitad de la población, sino que también fomenta un ambiente propicio para la innovación y el progreso social.
La diversidad, no solo de género sino también cultural, étnica y de orientación, emerge como un pilar fundamental en esta nueva etapa. Celebrar la diversidad implica reconocer la riqueza inherente a las múltiples identidades presentes en México. Integrar estas perspectivas diversas fortalece la cohesión social y promueve la tolerancia, elementos esenciales para la consolidación de una sociedad resiliente y abierta al diálogo.
En conclusión, la cuarta transformación de México encuentra en el reconocimiento de las mujeres y la promoción de la diversidad sus cimientos más sólidos. «Es tiempo de mujeres» resuena como un recordatorio imperante de la necesidad de abrir espacios y oportunidades para las mujeres, reconociendo su valioso aporte en la construcción de un México más inclusivo y justo. La apuesta por la diversidad, en todas sus manifestaciones, garantiza un futuro en el que la pluralidad de voces sea la fuerza motriz de un país en constante evolución.