Comunicar es «hacer a otro partícipe de lo que uno tiene. Descubrir, manifestar o hacer saber a uno alguna cosa».(Diccionario Océano Práctico, Editorial Océano México 2008)
Octavio Vega
En abril del año pasado, tuve el gusto y el honor de ser invitado por la Lic. Maricarmen Rodríguez Magallón a participar en las Jornadas Académicas de la Universidad UNIVER Plantel Zamora, las primeras, donde platiqué con los alumnos de la carrera de Diseño Gráfico, abordando el tema del Impacto de los medios masivos de comunicación, y en lo particular sobre el Internet y la herramienta de las Redes Sociales.
Los medios masivos de comunicación invaden nuestra vida a cada momento, aún sin darnos cuenta, el consumo es casi inevitable, la radio, la televisión, revistas o periódicos.
A cada instante, los medios masivos penetran en la vida cotidiana. Aún sin percibirlo, el consumo de éstos es prácticamente constante.La irrupción es tal, que muchas veces es imposible identificar en qué momento se está consumiendo, publicidad, servicio y entretenimiento.
Ahora bien, al recordar sobre esta plática me hizo reflexionar sobre lo que actualmente acontece a un año de distancia. Quiero desbastar el tema del impacto en Redes Sociales.
En redes sociales, sobresalen el “Facebook” y el Twitter”, los cuales concentran el mayor mercado de internautas. Estas herramientas, al igual que todo en la vida tienen sus ventajas y sus desventajas. Cuando son utilizado con fines comerciales y políticos suelen demostrar su alta efectividad de penetración, pero yo voy más allá.
Es decir, el concepto de red es claro, tiene vida propia. Si Usted apaga su monitor deja de estar en contacto, aparentemente. La red tiene ya vida propia, puesto que no porque usted se desconecte ya el resto de los usuarios no están activos.
Ahora, donde quiero centrar la atención es sobre el concepto de “social”. En este momento en lo social si aplica que al apagar el monitor si cerramos nuestro contacto ilusorio, ya que no tenemos en realidad un sentido de inclusión.
Hablaba en estos días sobre algo que me parecía por demás irónico, en lo referente a la tecnología de los teléfonos inteligentes, mismos que ya tienen programado de forma directa la entrada a las redes.
Y el punto particular versó sobre el famoso BlackBerry, teléfono de las maravillas que hasta el presidente de los Estados Unidos manejaba. La ironía, el eufemismo, consistía en que BlackBerry es “cereza negra”, y ese era el nombre con que se llamaba a la bola de hierro irregular que unida a una cadena y un grillete para el pie que se les ponía a los esclavos nuevos en los Estados Unidos para evitar que escaparan. El nombre proviene de la forma de la bola con dicha fruta.
Es el símbolo moderno de la esclavitud, pero ya no de una esclavitud “a fuerzas”, sino producto de la comercialización, de la venta de esa necesidad que cada día va en aumento.
Pero voy aún más allá. Cuando en comunicación hablamos de “Denotación y Connotación”, lo hacemos para darle el exacto valor a la palabra. Su significado estricto, y la segunda según los marcos de referencia de que se trate. Resulta vergonzoso que hasta el lenguaje se esté corrompiendo, y que el pensar en transmitir una palabra con “denotación”, es un lujo, no se diga de la otra.
Hoy veo con temor, que en vísperas de la próxima contienda política se vea nuevamente amenazada la libertad de expresión. Ya se empieza a saturar las redes de perfiles falsos, de delincuentes cibernéticos, de difamadores, del uso maledicente del lenguaje, donde los adversarios político e ideológicos, reciben calificativos deplorables.
Es aquí que me pregunto, si el Estado hace bien en seguirnos tratando como niños y nos siga conduciendo cual rebaño, o de plano en el uso de la inteligencia, aprendamos a usar respetuosamente la tribuna cibernética.
Agradezco su atención a la presente, pidiéndole al Creador su venía para poder plasmar mis ideas la próxima semana.
Es cuanto.