No hay honor entre ladrones.
José Luis Ceja Guerra/Ciénega.
Resulta increíble que quienes son los encargados de brindar seguridad a la ciudadanía se vuelvan en vulgares ladrones y acosadores de mujeres de esta región, esto obliga a replantear seriamente si en verdad vale la pena dar continuidad a esto llamado mando unificado en Michoacán.
Hace unos días elementos de policía de Jiquilpan realizaron la detención de un joven por trasiego de enervantes, destacada labor de los uniformados sin embargo lo brillante de su actuación se ve opacada por la villanía de sus actos posteriores puesto que entre los efectos personales del detenido se encontraba un celular propiedad de su madre el cual simple y sencillamente desapareció y no se le volvió a ver; lo curioso es que en el celular se encontraba abierto el perfil de Facebook de la madre del detenido perfil que todavía está siendo utilizado por uno de los tres elementos sobre los que pesa la acusación de haberse quedado con el aparato celular y desde el cual se han encargado de emitir mensajes de dudosa calidad a los amigos de la señora en cuestión.
Curiosamente todos aseguran que el celular fue remitido a Zamora por parte de la autoridad local, sin embargo la policía local no ha mostrado la evidenciad e que esto ocurriera; al margen de esto, créame que la desaparición de celulares de detenidos a manos de la policía de Jiquilpan no es nada nuevo ya hace unos meses varios elementos fueron castigados por quedarse con los celulares de varios detenidos.
Lastimosamente estos elementos son gente de nuestra propia comunidad y han demostrado no estar a la altura de su encomienda pues la labor de garantizar la seguridad de los ciudadanos es de caballeros y con la pena, pero en Jiquilpan al menos estos tres elementos no pasan de ser unos vulgares ladrones de poca monta.
Sé que esto me granjeará la enemistad del que coordina el mando unificado en esta ciudad y que dirá que si los critico es porque trabajo para “el lado oscuro” porque esa ha sido la consigna contra los comunicadores que no aplaudimos sus tonterías y su falta de capacidad para jalar la correa de sus esbirros.
Pero en fin, la verdad de las cosas es que en el temad e la seguridad, el Pueblo Mágico le queda a deber a los visitantes y no propiamente por su gusto sino por tener que aceptar a gente extraña para operar un área tan sensible.
En fin lo cierto es que entre ladrones no hay honor y la circulan en las redes sociales los nombres de estos tres elementos de policía que, honestamente, perdieron ya el respeto de la ciudadanía.