José Guerra, Ciénaga
Tras la detección de muertes de ganado presuntamente víctimas de fiebre carbonosa, ganaderos de Michoacán y Jalisco se reunirán con especialistas para frenar este brote que ocasiona pérdidas de hasta 10 mil pesos por unidad muerta.
Los casos, de acuerdo a datos proporcionados por Gerardo González Negrete, presidente de la Asociación Ganadera de Tizapán Jalisco, en el límite occidental con Michoacán, se registraron en varios hatos ganaderos de la localidad de El Refugio en la zona de comercialización ganadera de los municipios de Tizapán y La Manzanilla en Jalisco y Régules y Marcos Castellanos en Michoacán.
Destacó que cuando se dieron los primeros casos, los ganaderos pensaron que se trataba de un brote de rabia paralítica bovina sin embargo veterinarios de la Asociación Ganadera Regional de Jalisco (AGRJ) descartaron esta posibilidad y señalaron que estos animales habían fallecido a causa de la fiebre carbonosa.
Por lo anterior recomendaron la incineración de los cuerpos por la facilidad con que se trasmite al resto de los integrantes de los hatos; dado el gran flujo de comercialización entre las localidades en ambos lados de la imaginaria que separa a Jalisco y Michoacán, González Negrete señaló que en breve se convocará a una reunión con los ganaderos de ambas entidades para junto con los veterinarios de la AGRJ tratar de establecer mecanismos para evitar que el brote pueda incrementarse.
Al momento, dijo, de acuerdo al reporte entregado por ganaderos de esa región son decenas de reses fallecidas a causa de esa enfermedad: “En la parte de Jalisco tenemos ya el reporte como de 42 reses muertas, sabemos que en el lado de Michoacán también hay pero hasta ahorita no sabemos cuántas”.