José Luis Ceja Guerra
Visto lo ocurrido en la pasada sesión de cabildo no queda más que temer por la forma en que se toman las decisiones en el colegiado jiquilpense en temas que si bien son intrascendentales, no dejan de poner un sabor amargo respecto a las expectativas que se tenían.
Y para muestra un botón, el tema de los recolectores de basura no es sino una muestra del poco sentido de responsabilidad que priva al interior del colegiado jiquilpense, pues cuando la disputa por las rutas de recolección de basura se dio entre los integrantes de la Unión Lucía de la Paz y los independientes, el regidor Salvador Sánchez Guerra, por mero sentido común debió excusarse de integrar la comisión que atendió este conflicto ya que él es integrante de la Unión Lucía de la Paz en la ruta amarilla de transporte colectivo de esta organización, al no hacerlo, de manera dolosa el regidor se convirtió en juez y parte.
Lo triste es que, nadie en cabildo tomó en cuenta eso a la hora de votar la asignación de rutas, lo que obliga a cuestionar si de verdad es tanto el desconocimiento de los regidores sobre la problemática municipal o de plano hay valores e intereses entendidos, ambas posibilidades que no dejan bien parado al cabildo jiquilpense.
Pero esto no es todo, la actitud del titular del departamento jurídico del municipio nos hace suponer que el funcionario vive bajo la máxima de que todo mundo es tonto menos él ya que, aprovechando el desconocimiento de esta gente que vive de recolectar basura, les quiere hacer válido un acuerdo firmado en una hoja de papel simple, sin sellos oficiales y que, además fue forzado con amenazas de encerrar las unidades en el corralón de acuerdo a lo externado por los recolectores en la misma sesión de cabildo.
Decía mi abuelo que las victorias son más valiosas mientras más grande sea el adversario que derrotes, en el caso del departamento jurídico la victoria sobre estos recolectores constituye un baldón del tamaño de palacio municipal, veremos si se comporta este departamento del mismo modo cuando tenga que enfrentar las multas ambientales que pesan sobre el municipio.
Dicen que el que se quema con leche caliente luego le sopla hasta el queso y es que como ni los mismos coordinadores de las campañas de los candidatos a la diputación por el distrito de Jiquilpan saben qué se puede y qué no se puede hacer por el tema de la veda electoral, no están seguros si pueden convocar a reuniones de amigos con grupos sociales organizados y si se deja o no entrar a la prensa a estos eventos.
De hecho la semana pasada transportistas de Jiquilpan se quedaron con la fiesta en una granja de Sahuayo cuando uno de los aspirantes a la curul simplemente no llegó a la reunión, unos dicen que fue porque estaba en otra reunión de amigos en el municipio de Jacona pero otros dicen que el político entró en prudencia cuando le avisaron que varios comunicadores se encontraban al acecho de esta reunión.
Y mientras los medios informativos formales se ven impedidos de entrarle al sano deporte de la política, las redes sociales se han convertido en amos y señores en materia política y créame usted que ahí se dicen verdades tan crueles que hacen recordar aquel añejo poema del Bardo argentino: “”Sí señor… el vino puede sacar cosas que el hombre se calla; que deberían salir cuando el hombre bebe agua” (El vino, Alberto Cortéz).
En una interpretación libre de este texto podríamos transcribir que el anonimato que brindan estas redes sociales permite decir y escribir cosas que difícilmente se firmarían en un medio de comunicación formal.