José Luis Ceja Guerra
Evidentemente el centro de la atención, el análisis y aún el debate político en la Ciénega fue la visita de Josefina Vázquez Mota, candidata de Acción Nacional a la presidencia de la República en cuyos eventos se pudo ver qué municipios de este distrito de plano pueden considerarse perdidos.
No cabe duda que el músculo político mostrado por Sahuayo lo convierte en el epicentro del panismo de la Ciénega aunque, en contrapartida, fue Jiquilpan, a sólo cinco kilómetros de distancia el municipio que menos presencia tuvo, superado incluso por la tenencia indígena de Tarecuato de Tangamandapio cuyos coloridos atuendos pintaron el signo de interrogación en la cara de los tradicionales panistas de camisas impecablemente planchadas.
Aunque el centro de atención en los eventos realizados con motivo de la visita de la candidata era precisamente la ex titular de la SEP, fue la ex candidata al gobierno de Michoacán Luisa maría Calderón la que robó cámara merced tanto a los discursos entregados como a la vitalidad y algarabía mostrados que contrastaron con la actitud flemática y hasta un tanto aburrida de algunos actores panistas de esta región.
Los medios impresos y electrónicos de esta región se encargarán de recordarnos los discursos, los personajes y los pormenores de esta visita que, en efecto, tuvo una afluencia de personas menor a la que se esperaba y es que, se dijo, algunos candidatos a diputados federales no cumplieron con la cuota de militantes que debían llevar a este evento.
Sí es cierto, se repartieron cientos, quizá miles de artículos promocionales de Vázquez Mota, de los candidatos a las cámaras del Congreso de la Unión y en la repartidera no faltaron aquellos funcionarios federales que estaban más atentos a esconderse de las cámaras que a los discursos presentados.
En fin, no se tiene un evento de este tipo todos los días, y mientras los funcionarios federales trataban de esconderse de las cámaras los políticos panistas locales buscaban a toda costa tomarse la foto con Josefina para tener un recuerdo que presumir o… quién sabe, si llega a ganar, tener una prueba fehaciente de que ellos estuvieron firmes, al pie del cañón brindando su apoyo.
Cría cuervos.
Luego del asunto del regidor perredista de Sahuayo, Jesús González Ayala, quien se ha hecho el occiso con el pago de sus cuotas estatutarias al partido que lo llevó al cabildo, vale la pena recordar que esto no es nuevo sobre todo en los partidos de oposición.
Ejemplo: En la administración jiquilpense 2005-2007 el Partido Acción Nacional logra por primera vez en su historia colocar a dos regidores en el cabildo: José René Signoret y Susana García Galván, sin embargo pasados algunos meses, García Galván se declara independiente por desacuerdos con el grupo político que mantenía la regencia de la delegación del PAN en este municipio.
Para la siguiente administración, 2008-2011, el PAN logra colar en cabildo a Jesús Reyes y Rocío Palomares quienes, de plano, a medio camino de la administración anuncian su suma al Partido de la Revolución Democrática; quizá en este cambio de camiseta fue Rocío Palomares la que mejor tajada obtuvo ya que este cambio de partido la hizo acreedora a una de las codiciadas concesiones de recolección de basura que entregó Francisco Mora al final de su administración.
De hecho este asunto de las regidurías, en cuanto las responsabilidades y facultades de los integrantes de los cabildos, es algo que no ha quedado claro ya que para estacionarse en lugares prohibidos u obtener canonjías los regidores argumenta que el cargo es de tiempo completo, el famoso 24/7; pero, cuando uno los sorprende en eventos proselitistas el argumento de defensa es que estas actividades las realizan en sus días de asueto. ¡Ja!