Was planted in my brain. (1) (1) Sounds of silence (Simon & Garfunkel)
José Luis Ceja Guerra
Desde hace décadas a los jiquilpenses se les sembró en el cerebro la idea de que la vida, obra y visión política de Lázaro Cárdenas del Río eran perfectas, impecables e inatacables.
En ese tenor y luego de que en diciembre pasado el Legislativo Federal votara a favor de la Reforma Energética, abriendo los recursos petroleros a la iniciativa privada nacional y extranjera y abatiendo el monopolio de 75 años del Estado sobre la explotación de estos recursos, uno hubiera esperado, sino una reacción virulenta, sí al menos que el discurso ofrecido el pasado 18 de marzo en el marco de la conmemoración del LXXVI aniversario de la Expropiación hubiera sido siquiera congruente con el acontecer actual.
En esta nueva dinámica en la que obligadamente hay posturas se optó por lo políticamente correcto y entregar una disertación histórica sobre el proceso de Expropiación, ni una palabra fuera de tono, ni un cuestionamiento ni un reproche al tema de la Reforma Energética.
En el colectivo jiquilpense están marcados casi con hierro candente las fechas y los beneficios de la expropiación; de ahí que resulte hasta irónico que trabajadores de confianza del gobierno municipal, emanados por cierto el partido fundado por el hijo del autor en la práctica de la Expropiación Petrolera, mandarán callar a una de las reinas de belleza que inocentemente se paró a aplaudir la marcha-protesta que realizaron integrantes de la Sección XVIII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en el desfile conmemorativo ante la presencia del Gobernador Fausto Vallejo Figueroa.
Es una contradicción casi biológica que el jiquilpense común, aquel que fue adoctrinado en el Cardenismo, no aprovechara este foro para patentizar su tan cacareada veneración por el legado de Cárdenas del Río.
Al modo cristiano del WWJD (¿Qué haría Jesús?) en Jiquilpan las decisiones torales se enmarcaban en el WWCD (¿Qué haría Cárdenas?), no se movía una piedra, un monumento o se cortaba un árbol sin que en la conciencia colectiva danzara el: ¿Qué haría Cárdenas?
Si bien es cierto que la Expropiación Petrolera potenció y aceleró el desarrollo de la nación, vista a distancia la expropiación fue un acto contundente y determinante del Estado Mexicano en defensa de los derechos de los trabajadores de la industria petrolera.
Planteada y plantada como la máxima acción del Cardenato, los hijos de Jiquilpan que han sido capaces de organizar marchas y protestas para evitar que se muevan piedras o se corten árboles, no fueron capaces, ya no de defender, si no al menos protestar pues en la práctica la reforma reintegrará al particular los recursos que se le segregan a la nación.
En el Congreso de la Unión el espíritu de la Expropiación fue atacado por el PAN, tradicional enemigo el cardenismo y traicionado por los que se proclaman como herederos de la Revolución, estos grupos priistas que con este golpe de autoridad sobre la mesa dejan por sentado que la figura histórica de Cárdenas no es ya necesaria ni cómoda en la nueva dinámica política de este país.
El rebozo.
Jiquilpan tuvo oportunidad el pasado 18 de marzo de reivindicar su postura Cardenista ante el concierto nacional pero optó por lo políticamente correcto y prefirió esconder su rostro tras el rebozo de la sumisión y la obediencia y a mayor sal a la herida del orgullo jiquilpense hemos de anotar que la mayoría de los docentes que se atrevieron a marchas eran gente de otros estados y municipios.