Tenía que ser
José Luis Ceja Guerra.
Con la cercanía de los procesos electorales las aguas han comenzado a agitarse en el ámbito local al grado de que ya hay reuniones en las que se manejan cantidad de nombres y líneas directas con referentes estatales.
Municipios como Venustiano Carranza comienzan ya a barajar nombres como los del ex alcalde Hugo Mejía, quien, se supone, cuenta con el respaldo de Fidel Calderón Torreblanca a demás se avientan al ruedo los nombres de Elsa Pérez Mancilla, presidenta del comité local y de Edgar Gil ex aspirante a la municipal y quien perdiera toda esperanza de victoria cuando sus asesores lo mandaron a un debate televisado.
Pese a que durante su anterior gestión Hugo Mejía acabó rematando hasta los lápices del municipio, la parcialidad perredista de este municipio parece estar complacida con la intentona de regreso y es que desde hace varios meses que Mejía Zepeda se ha vuelto casi patrocinador oficial de las fiestas patronales de las comunidades de este municipio mientras que en materia de dispendio de recursos tanto Elsa Pérez como Edgar Gil han mantenido un perfil, quizá, demasiado bajo.
En Sahuayo, donde conviven los perredistas high class y los de barrio la división es tan abismal que ante la imposibilidad de contrapuntearse entre ellos, los de barrio han emprendido una guerra intestina con sabor a canibalismo y por lo pronto han dejado casi fuera de la jugada a Jesús Cervantes Laurean, hasta ahora el perredista con mayor número de votos en contiendas constitucionales, han dejado también fuera de la posibilidad del banquete a Ricardo Silva y otros a los que de plano acusaron de ser Silvanistas y no gratos a la causa proletaria perredista, esto porque los apoyadores de Silvano Aureoles son en gran parte de la elitista clase alta del PRD de Sahuayo.
Como quiera que sea en este municipio el problema no se va a dar por la candidatura a la presidencia municipal sino por la primer regiduría que es la que ya tienen segura y ante esta guerra ya anunciada se rumora de manera insistente que un ex secretario del PRD de este municipio iniciará la fuga rumbo a MORENA y se llevará con él cerca de 500 jefes de familia que a la hora de definir bien podrían hacerle falta a los del sol azteca.
En Jiquilpan la situación se divide ahora entre Silvanistas, Moronistas, Fidelistas y aunque no lo crea todavía hay gente de Enrique Bautista; ante este mosaico de ideas desgraciadamente prevalece el mismo problema que en Venustiano Carranza pues mientras Wendy Parra a nombre y a costa de Silvano Aureoles reparte dinero y apoyos a manos llenas, el resto de las expresiones se contentan llenando de ideas sobre lo que debe ser la izquierda a sus militantes.
Tenía que ser, en una era en la que todo es mercadotecnia, consumismo y billete sobre verbo pareciera que pese a esta intrincada red de apoyos la ruta electoral parece llevar a un solo lugar e indica la preponderancia de los grupos Silvanistas en la entidad aunque ello no es garantía ni de regresar a la gubernatura ni de que los grupos internos se sometan a las designaciones del grupo determinante y sí de un resquemor soterrado que a final de cuentas pudiera estallar en el momento menos inoportuno.
Pero a final de cuentas a aquellos que no quedarán conformes siempre les quedará el recurso de iniciar todo nuevamente en MORENA.