La Nueva, Nueva Jerusalén
José Luis Ceja Guerra.
Con instrucciones de cómo vestir, cómo festejar, en qué aplicar los recursos gubernamentales, la comunidad de Abadiano, en la zona de la Sierra en Jiquilpan está sujeta a las instrucciones que salen del púlpito.
Para nadie es un secreto que en esta comunidad conviven, muy a fuerza, los poderes civiles y religiosos lo que convierte a este lugar en un caldo de cultivo para los enfrentamientos físicos puesto que los verbales se vienen dando desde hace varios meses.
Evidentemente el actual encargado del orden, Sergio Bautista, se encuentra entre la cruz y la pared en una comunidad con fuerte raigambre católica y en la que por costumbre el encargado del orden ejercía por añadidura como un auxiliar del Párroco de este lugar lo que, de facto, convertía al Sacerdote en la máxima autoridad de esta comuna.
Quizá el error del encargado del orden fue el de creer que la investidura civil que le otorgaron sus vecinos al votarlo como jefe político de la localidad le permitiría desprenderse de tajo del dominio que se venía ejerciendo por parte de este representante de la iglesia que, ni tardo ni perezoso, organizó un grupo que se presentó ante cabildo jiquilpense para solicitar su destitución.
Durante la anterior administración municipal 2008-2011, el entonces encargado del orden Anárbol Valdovinos se convirtió en el más duro crítico del alcalde Francisco Mora debido a que nunca se dio paso al proyecto de remodelación de la plaza principal de este lugar, curiosamente es el mismo Anárbol Valdovinos quien se ha opuesto a este proyecto ahora que se ha puesto en marcha.
La explicación pudiera estar en el hecho de que el ex encargado del orden forma parte de los diversos consejos parroquiales de este lugar y es, dicen los vecinos, uno de los más fieles seguidores del Cura quien, por cierto, ha venido insistiendo en ser él quien maneje los recursos gubernamentales que se destinen para la remodelación de la plaza.
Todo parece indicar que esta comunidad vive todavía en estado de oscurantismo pues a la resistencia de un puñado de hombres y mujeres que, prácticamente, han sido segregados de esta comuna, se anteponen las palabras del hombre de fe conocedor de los efectos que hace en la conciencia del mexicano las palabras que se vierten desde la iglesia.
Es evidente que, al margen de lo que dicta la ley en la materia, debiera existir una clara división entre lo que compete a las autoridades religiosas y las autoridades civiles; es sabido que por parte del municipio se ha avisado ya a la Sub Secretaría de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación de lo que acá ocurre.
Lo anterior resulta lógico si se toma en cuenta que, a final de cuentas, el encargado del orden es una autoridad auxiliar del municipio, esto es, no es una figura decorativa puesto que la Ley Orgánica Municipal lo contempla como parte de la administración municipal y es pues obligación de la alcaldía respaldar a su representante en esta comunidad.
Vista la tibieza de los regidores que se han entrevistado ya con el Cura de esta localidad y la sobrada muestra de incapacidad del colegiado para resolver temas concernientes a las tenencias y comunidades como en el caso de Totolán, será indispensable que, en un acto de responsabilidad y humildad a los que no son dados los integrantes del colegiado, pongan en manos de la instancia competente este asunto ya que si intentan resolverlo ellos las consecuencias pudieran ser funestas.
Si en el caso Totolán el TEEM mandató reponer la elección en la tenencia, en el caso de Abadiano la Diócesis de Zamora podría excomulgar o anatematizar a los integrantes del colegiado.