Decisiones
José Luis Ceja Guerra
Hay acciones que sin lugar a dudas tendrán reacciones que no abonarán a la estabilidad social y en el caso concreto de Jiquilpan pareciera ser que son las tenencias y comunidades el Talón de Aquiles de esta ciudad.
El tema de Totolán no es cosa menor pues el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán ha ordenado la celebración de una nueva elección en la tenencia sin embargo esta decisión, como muchas otras ha sido tomada desde un escritorio sin tomar en cuenta la situación política y social que vive esta comunidad.
A una verdadera solución a este problema no han abonado los integrantes de Cabildo quienes al inicio de este tema pudieron haber resuelto el conflicto sin embargo ese afán de simulación por parte de quienes integraron la primer comisión de investigación ha generado un verdadero embrollo que ahora huele a podredumbre sobre todo cuando los comuneros han acusado en reiteradas ocasiones a los regidores Ulises Lúa, Salvador Sánchez y Alfredo Santillán de haber recaudado de manera indebida 35 mil pesos del comité de obras de una calle de esta tenencia y al Secretario del Ayuntamiento Alejandro Valencia de incluso haber amagado con golpear a una mujer de esta comunidad.
El tema no es menor por varios asuntos: primero, el hecho de la incapacidad de cabildo para solucionar algo y evitar la intervención de tribunales, estatales y federales para solucionar un problema doméstico, segundo las constantes acusaciones de corrupción contra los regidores y tercero, la simulación del departamento jurídico de Jiquilpan pues a la vista de los resultados solamente queda establecer si lo que ocurre ahora es producto de la incapacidad o de la negligencia de este departamento.
Por el otro lado, literalmente, el municipio de Jiquilpan enfrenta ahora el conflicto en la tenencia de Abadiano donde se desarrolla una encarnizada guerra entre la autoridad civil y la religiosa por el más vil de los motivos: el dinero, y es que, de acuerdo a las quejas de ambas partes el problema podría resumirse en el hecho de que el Cura de la Parroquia ha arengado a la comunidad para pedir la destitución del encargado del orden porque éste no ha aceptado que el hombre de fe pueda manejar los recursos de la remodelación de la plaza principal y por el otro lado los integrantes del comité de obras están demandando que el Padre se limite a sus labores dentro de la iglesia.
Como en el caso de Totolán los regidores han intentado servir de mediadores en el conflicto y como en el caso de Totolán la intromisión de los integrantes de este colegiado ha servido de bien poco pues esto amenaza con agravarse ya que los comuneros han manifestado la intención de presentarse ante el Obispo en Zamora para pedirle que, o calme o remueva a su representante en esta parroquia.
Como se ve, el municipio de Jiquilpan enfrenta quizá sus horas de mayor tensión debido a las comunidades y desgraciadamente y aunque usted no lo crea, al menos en el caso de Totolán toda la responsabilidad es atribuible a los legisladores estatales quienes no han podido o querido remendar las tremendas lagunas existentes en la Ley Orgánica Municipal en lo que se refiere a la elección y remoción de las llamadas autoridades auxiliares como jefes de tenencia, encargados del orden y jefes vecinales.
En ese tenor sería prudente que se permitiera a cada municipio emitir un reglamento propio para estos casos en los que, de acuerdo a las características de cada comunidad se pudieran precisar las causas y los mecanismos para remover a los jefes de tenencia y no tener que andar molestando a gente en tribunales.