Sin rumbo
José Luis Ceja Guerra
Cierto es que el tema político en los municipios de la Ciénaga pasa más por los liderazgos que por las instituciones pero hasta en eso hay niveles y mientras en Sahuayo y Venustiano Carranza los líderes hablan por sí solos, en Jiquilpan los grupos políticos dependen enteramente de lo que haga la alcaldía.
Es evidente que, por ejemplo, en Sahuayo, el liderazgo de Jesús González Ayala, regidor del PRD ha rebasado a su comité municipal, un comité que depende enteramente de las decisiones, acertadas o no de su representante en Cabildo lo que hace que este comité cuya nueva directiva fue impuesta ya por el comité estatal perredista ante las inconsistencias que, aseguró, González Ayala, había en la elección interna que había dado el triunfo a la fracción silvanista de Sahuayo.
De tal suerte que la actual dirigencia se constituye en un apéndice del regidor puesto que el presidente de este comité era la propuesta original de este representante popular quien puede jactarse ahora de tener el control total de este instituto político.
En el caso de Venustiano Carranza, Elsa Pérez Mancilla, actual presidenta de este comité debe encarar ahora las consecuencias de una elección tan paraje pues si bien es la presidenta no tiene la mayoría ni en su comité ni en el Consejo Político Municipal esto es, las decisiones torales de la izquierda tendrán que pasar por los procesos de consenso con las demás fracciones lo que tenderá a retrasar las respuestas de este partido a las acciones del gobierno priista local.
El caso de Jiquilpan es harina de otro costal si tomamos en cuenta la farsa de la elección de la dirigencia interna y peor aún el afán de colgarse vía felicitaciones o vía fotografías de las obras que desarrolla el municipio de Jiquilpan.
Ello implica que el partido, fuera de lo institucionalmente obligatorio, no ha generado nada de relevancia; en el mismo caso están el PRI y el PAN que recientemente renovaron dirigencia local pues estos institutos permanecen con esa actitud de benevolencia institucional mientras en los cafés de la ciudad, priistas y panistas, califican de manera reprobatoria los trabajos municipales.
En fin, queda claro que no existe la administración perfecta, pero el ciudadano aspira a un gobierno que si bien no sea un erudito en materia e leyes sí pueda al menos imponer entre sus integrantes reglas básicas de comportamiento.
De acuerdo a documentación que obra en poder de esta corresponsalía, existe malestar contra el regidor perredista de Jiquilpan Salvador Sánchez Guerra por lo que han llamado jineteo de 35 mil pesos que le entregaron al representante popular como contribución del comité ciudadano de obras para la rehabilitación de la calle Josefa Ortiz, dinero que no fue entregado en Tesorería Municipal sino hasta el 14 de octubre pasado, varias semanas después de que le fuera entregado el recurso al representante popular.
De hecho los integrantes de este comité y las autoridades comunales hubieron de firmar en Tesorería Municipal un documento, sin sellos oficiales ni firma de algún funcionario de esta dependencia, en el que señalan haber entregado el recurso a la Tesorería aunque el texto firmado contradice la intención de este: “Para la entrega por la cantidad de $35.000.00 treinta y cinco mil pesos que se hizo en su momento al regidor Salvador Sánchez Guerra”.
Es ya recurrente el cerrar este espacio con más dudas que certidumbres y entre las dudas quedan: ¿Por qué recibió este regidor el dinero y no la Tesorería Municipal?, ¿Por qué no lo depositó en Tesorería sino varias semanas después de haberlo recibido?, ¿Por qué tres personas que se dijeron trabajadores de la ASM amenazaron con demandar a los comuneros si “esto llega a la prensa”?
Evidentemente falta en el Cabildo un liderazgo que le controle las manos a algunos regidores.