José Luis Ceja Guerra
Lo decíamos, las asociaciones civiles tienen como principal objetivo ser el brazo “ciudadano” de los partidos políticos y obtener así beneficios particulares sin importar que para ello se sacrifique el estado de derecho.
Son comunes en la Ciénaga de Chapala las historias de Asociaciones Civiles, Frentes Ciudadanos, Cívicos y Consejos Municipales que han logrado gestionar recursos públicos para beneficios particulares a través de hospitales, fábricas y un sinnúmero de proyectos que acaban luego en manos de unas cuantas personas.
Sin embargo hay casos en los que de plano se ha perdido la decencia y es que en el afán de presumir una representatividad que no tienen en realidad tanto la asociación civil Mujeres Unidas por Jiquilpan de Teresa Munguía como el Consejo Ciudadano AC de Jesús Valencia, activos políticos del PRI y el PAN respectivamente se han constituido en una suerte de asesores del gobierno jiquilpense o de promotores de empresas constructoras.
Me explico, resulta que luego de que se diera a conocer que sí hay dinero para continuar con los trabajos de rehabilitación del centro de la ciudad, las agrupaciones citadas se reunieron a puerta cerrada con el edil Francisco Álvarez para sugerirle que sin mayor trámite adjudicara los trabajos a alguien que, se presume, es sobrino del ex gobernador michoacano Cuauhtémoc Cárdenas.
Habrá que esperar entonces a que inicien los trabajos y que en caso de que el constructor recomendado se quede con la obra, el gobierno local pueda demostrar claramente y sin asomo de dudas que la obra se licitó conforme a lo establecido so pena de perder la credibilidad y el respeto de la ciudadanía.
Los que deben estar preocupados en el tema de la elección federal en el distrito de Jiquilpan son los candidatos del PRI, PAN y PRD ya que al darse en las mismas fechas las elecciones federales, estatales y municipales en Jalisco, los políticos michoacanos se están quedando sin tropa.
Lo anterior debido a que una gran cantidad de operadores políticos de la Ciénaga de Michoacán han decidido buscar mejores horizontes en la lucha electoral jalisciense y cada partido con un rumbo definido debido a sus afinidades ideológicas; de tal suerte que la tropa panista sahuayense se va a la región de Tizapán donde gobierna Acción Nacional en tanto que priistas y perredistas jiquilpenses apuntan a las regiones de Valle de Juárez y Quitupan pero, es justo decirlo, van a apoyar sólo en las elecciones municipales donde, de ganar, hay más espacio para cobrar favores.
Se dice que en Michoacán las elecciones legislativas son frías y es que el ganador prácticamente no tiene nada qué repartir ni un presupuesto para pagar favores, ante este panorama es que la gente que vive de los procesos y los resultados electorales ha iniciado ya el éxodo.
Y como en las elecciones la cuestión es más de moda que de fondo, los aspirantes a la curul del Cuarto Distrito Electoral de Jiquilpan han manifestado su disposición al debate, lo malo es que acá no hay alguien que quiera acceder a los requerimientos de cada uno de los aspirantes para tomar a cuestas la organización de este evento ya que, además, las instituciones educativas u organismos empresariales que podrían hacerlo se encuentran inmersos en sus propios problemas.
A quien de plano no le importa si hay debate o no, si las propuestas legislativas son válidas, creíbles o coherentes o no, es al mismo pueblo al que simplemente los candidatos no logran enganchar al grado de que se han tenido que suspender mítines proselitistas por falta de asistentes.
Es ahí donde estas organizaciones civiles que tan buena tajada sacan de los procesos electorales deberían justificar su existencia ya que al menos deberían mandar a sus integrantes a hacer sombra en los mítines.