José Luis Ceja Guerra
¿Quién manda aquí?..
Desgraciadamente el cabildo de Jiquilpan tendrá que exponer durante la próxima sesión del edilicio si pesa más en la estructura de la administración pública local la decisión de la máxima instancia de gobierno municipal o se “compran” los argumentos del tesorero municipal para no entregar las nóminas municipales.
Esto es, pese a que Cabildo acordó la conformación de una comisión de regidores para hacer una revisión de las finanzas locales y en base a ello determinar si era o no viable un incremento en las percepciones económicas de los regidores, la comisión no ha podido operar debido a que mediante un oficio girado a los integrantes de esta comisión el Tesorero Municipal les hizo saber que no se había hecho llegar el documento que diera sustento legal a la conformación de esta comisión así como tampoco los objetivos y alcances de la misma.
Lo anterior pone en una posición muy incómoda a los integrantes de esta comisión ya que, por un lado, los acuerdos a que se llega en Cabildo son de carácter obligatorio y pese a la intención del Tesorero por mantener a resguardo datos personales y financieros deberán hacer valer lo que ellos tan ligeramente llaman “su autoridad”.
Por el otro lado, resulta inédito el acto de rebeldía por parte del Tesorero que, al margen de si hay o no cosas sobre las que se debe guardar discreción, tiene la obligación de entregar a los regidores la información requerida sobre todo después de que se ha rumorado de manera insistente que algunos integrantes de esta comisión están buscando los mecanismos legales para pedir su destitución.
Lo que resultaría interesante es saber si los regidores cuentan con un especialista en materia contable que les brinde asesoría sobre todo por lo delicado de este asunto del manejo de los dineros de todos.
Lo cierto es que sea cual sea el resultado de este desacuerdo entre el tesorero y los regidores, serán los integrantes del cuerpo edilicio los que salgan perdiendo pues aunque juran que esta revisión es solamente para despejar cualquier duda que pudiera existir sobre el manejo de las finanzas municipales, a Juan Pueblo nadie le quita la idea de que lo que buscan los regidores es de dónde hacer recortes para poder aumentarse el sueldo y si no logran hacer esta revisión estarán sentando el precedente de que cualquier funcionario podrá rehusarse a acatar las decisiones que se tomen en las sesiones de cabildo.
Falta en este tema la opinión de los dirigentes municipales del PRD y del PAN quienes hasta este momento, al menos en los temas torales de esta localidad han preferido mantener un vergonzoso bajo perfil.
Los que se preparan para una guerra sin tregua ni piedad son los integrantes del PRD ante la proximidad de los relevos a nivel local lo que pudiera ser el punto de quiebre que está esperando el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para nutrirse de militantes y es que, en una de esas escasas ocasiones, el coordinador de la bancada del PRD en el Congreso de la Unión, Silvano Aureoles, tuvo razón al señalar que contrario a lo que Morena esperaba, no hay filas de ex perredistas a las puertas de las representaciones locales de esta fuerza política y si no es ahora, cuando en el proceso interno se dará la desbandada de perredistas, después será muy difícil que logren la militancia que requieren.
Y como es normal, en ningunos de los municipios de lo que se denomina pomposamente como Zona Metropolitana, el PRD ha logrado acuerdos para planillas de unidad, esto es, en Villamar, Sahuayo, Venustiano Carranza y Jiquilpan parece ser que el enfrentamiento es inevitable con la pérdida de activos políticos que eso significa.