Preparación.
José Luis Ceja Guerra.
De acuerdo la información con que se cuenta, todo parece indicar que el PRI, al menos en la región Ciénega ha decidido retornar a sus orígenes en el entendido de que los triunfos se construyen desde las bases y desde las colonias, pueblos y barrios marginados.
Con el arranque de las nuevas administraciones municipales en el Estado se estará también dando arranque a la “campaña sin candidato” del PRI rumbo a la elección presidencial del 2018 y para ello desde ahora los priistas trabajan en la construcción de candidatos a las alcaldías en el entendido de que no es posible construir un triunfo desde una candidatura presidencial.
Y es que el tema es básico, son los alcaldes los que están más cerca de la ciudadanía, los que de manera discrecional podrán entregar recursos institucionales y hasta particulares para garantizar una próxima elección a modo.
Bajo esa premisa podremos decir que veremos en la región Ciénega un PRI como jamás se había visto; en aquellos municipios en que serán gobierno a partir de septiembre próximo encontraremos alcaldes generosos, sensibles y siempre dispuestos a apoyar a los más necesitados y se dará una “época de luz” para los barrios y colonias marginadas con un desarrollo exponencial mientras que en los municipios en que les toca ser oposición, veremos a un PRI punzante, inquisitivo y férreo vigilante del accionar del partido en el poder y la gente lo notará.
En ambos casos, el PRI se dedicará también a construir figuras mediáticas y políticas que garanticen un triunfo en la próxima elección presidencial bajo el argumento de que si se ganan la mayoría de las alcaldías del País, será muy complicado perder la elección presidencial.
En un acto de lógica pura el PRI comenzará a construir su continuidad en la Presidencia de la República desde sus cimientos, desde donde una despensa, una sonrisa y una palmada en la espalda garantizan el voto del obrero, el jornalero y la ama de casa.
En Jiquilpan, por ejemplo, donde el PRI será gobierno, no queda duda de que se tendrá un gobierno diferente a los anteriores gobiernos priistas y a la par se construirá la candidatura de Jorge Romero hijo, hermano de todavía diputado federal Salvador Romero; y es que para garantizar el triunfo en la próxima elección el PRI requiere de alguien que tenga el apellido y el dinero y el empresario, que además viene de una familia cuyos integrantes han gobernado este municipio desde hace cien años en diversas épocas, los tiene.
De esta forma, prácticamente la tarea fundamental de los cuadros priistas, incrustados en el organigrama de los trabajadores de confianza de este municipio, será la de posicionar a imagen de Jorge Romero Valencia para garantizar la elección venidera.
En Sahuayo la tarea será más complicada para el PRI pues ahora tendrá que convencer a la ciudanía de que es capaz de constituirse en verdadera oposición, cosa que no quiso hacer durante la actual administración, y puede además superar sus fobias internas para construir una candidatura que les garantice el triunfo, figura que de momento no tienen de hecho la materia prima para tratar de construirlo se les ha agotado o diluido bajo el cacicazgo que ha tenido sojuzgado al PRI sahuayense y, vamos, de la Ciénega.
Ante este escenario, los priistas que asumirán el poder en septiembre tendrán que acostumbrarse a saludar a todo el mundo, a tocar manos sucias, sudorosas y callosas porque, a fin de cuentas ahí está el futuro de la elección presidencial, aunque a algunos alcaldes, todavía electos, se les dificulte estirar la mano para saludar a Juan Pueblo.