José Luis Ceja Guerra
Luego de que el gobernador del estado Fausto Vallejo pospusiera su encuentro con los empresarios de la Ciénaga, nos queda el debate realizado entre los aspirantes a la diputación federal por este distrito como material para tratar de adivinar la suerte que le espera al distrito durante la próxima legislatura.
Gracias a las películas de la Época de Oro del cine mexicano nos quedamos con la idea de que los diputados eran tipos bravucones, armados y con guardaespaldas cuyo único propósito en la vida era ridiculizar a la clase política a través de la nula cultura puesta de manifiesto en la pantalla grande.
Para bien o para mal, el debate realizado el pasado 8 de junio en la casa de la cultura de Sahuayo nos permitió revivir las glorias de los diputados de las películas de Cantinflas, Clavillazo y Tin Tan.
Lo mostrado en este debate puso en la mesa el bajo nivel en materia de cultura política que tienen algunos de los candidatos quienes en el mejor de los casos se limitaron a ser voceros de su candidato presidencial a través del discurso o bien realizando una copia al carbón de los movimientos en el escenario.
Para remarcar la intervención del candidato del PVEM, Luciano Chávez, quien hizo gala de un discurso sin sentido, incoherente y hasta insultante a la inteligencia colectiva, en suma, el aspirante demostró no tener maldita la idea de las funciones de un legislador y ser limitó a hacer escuchar a los asistentes, televidentes y radio escuchas las ideas que se generaban en su cerebro sin tener la gentileza de ordenarlas primero.
Yadira Pérez, candidata por Acción Nacional no negó la cruz de su parroquia y además de contestar a todas las preguntas con apologías a los logros del PAN como gobierno federal, se concretó a comprometerse a gestionar lo necesario para la conexión carretera a la autopista México-Guadalajara que por cierto fue una promesa hecha por Felipe Calderón en su última visita a tierras sahuayenses, quizá lo más destacado de sus intervenciones fue la fiel imitación que realizó durante todo el debate de los movimientos corporales, los gestos faciales y el manejo de voz de Josefina Vázquez Mota.
Visto lo ocurrido en el debate, parece ser que la consigna en el PRD establece que la prioridad en este proceso electoral es AMLO y en torno a él giran los discursos; no tengo duda de la capacidad intelectual, profesional y humana de Sinaí Álvarez, candidato del PRD, sin embargo, su escaso arsenal en el manejo del escenario, un discurso entrecortado y dubitativo, una deficiente preparación en cuanto a la utilización de cámaras y micrófonos dejaron al desnudo al candidato que si bien tiene el conocimiento y la preparación intelectual en materia legislativa, carece de las herramientas necesarias para trasmitirlo al electorado.
Sin ser el político que el Distrito de Jiquilpan esperaba, Salvador Romero, candidato del PRI dejó ver las tablas recorridas en materia de manejo de la voz, movimientos corporales y dominio del escenario que dejó en franca desventaja a sus adversarios.
En materia de propuestas el debate como los mítines realizados por los aspirantes a lo largo de sus campañas fue pan con lo mismo: generación de empleos, reformas educativas, reforma hacendaria aunque, para no variar, todos dijeron el qué pero ninguno acertó a decir el cómo.
Extrañamente ninguno de los aspirantes hizo referencia a los temas que actualmente afectan a esta región como las dos marchas realizadas por los mentores durante esa semana, la toma del hospital regional, las quejas por contaminación que desde hace meses han elevado vecinos de la colindancia Sahuayo-Jiquilpan y otros.
La mira de los aspirantes estaba pues puesta en el horizonte y cuando se ve el horizonte se pierde de vista el lugar donde estás parado.
Y sin embargo se mueve…
Pese a los ataques en las redes sociales, cara a cara y a través de anónimos, sigo en lo dicho, la marcha #Yosoy 132 de Jiquilpan se baño en pintura amarilla antes de salir a la calle.