Nadie lo cree
JoséLuis Ceja Guerra
Por más que lo digan y aunque se firme ante fedatario público, nadie creeráque no existe un trasfondo político en la controversia respecto a los límites entre Jiquilpan y Sahuayo y, por desgracia, la politización de este asunto proviene de quienes aseguran que no es así.
Sería ofender la inteligencia de los habitantes de ambos municipios el decir que este diferendo revivido a partir de que el legislador local JoséEduardo Anaya, vecino y originario de Sahuayo, asumióla presidencia de la comisión de límites territoriales, no tiene nada que ver con su intención de ser candidato a la diputación federal por el Partido Acción Nacional cuando se sabe que existe ya el arreglo con su suplente Norma Dueñas, líder en la Ciénega de la Sección 18 de los integrantes del SNTE y líder moral del PANAL para que a partir de enero ella asuma la diputación por este distrito.
Es innegable que en la llamada Mesa Técnica se acomodaron maliciosamente los elementos de manera de que Jiquilpan pudiera tener los menores argumentos de defensa posibles, prueba de ello, de la malicia de unos y la mansedumbre de otros, es el hecho de que de manera unilateral se designóa un hombre de conocida trayectoria en materia histórica, trayectoria buena o mala según se mire.
A pesar de que el tema de la zona conurbada y los grandes proyectos que sirven de pretexto para este enfrentamiento aún ideológico, lo cierto es que es la intención política lo que anima a las partes en conflicto.
Dicen los viejos que las causas valen por quienes las encabezan y no por lo que representan en símismas y en este caso hay en Jiquilpan quienes aprovechan este estado de desconcierto para atacar en varios frentes: La manifestación del pasado jueves dejóen evidencia varias cosas, entre ellas que a toda costa y con cualquier pretexto se pretende posicionar a Clemente Covarrubias como una figura preponderante del priismo local, de paso, el grupo que le apoya aprovecha para declarar una guerra de mentiras contra Juan Manuel Figueroa quien fuera alcalde de este municipio durante la instalación de la UCM que es la manzana de la discordia.
Intentóeste grupo de organizaciones dar la apariencia de una paternidad ideológica sobre el alcalde Francisco Álvarez que, hábil como lobo de cuento, desvióla andanada de reclamos hacia algunos de los integrantes de su cabildo.
A riesgo de no ser bien visto nuevamente por la Elite local no podemos obviar lo que dijo una funcionaria municipal de Jiquilpan cuando la manifestación de los grupos frente a la alcaldía “son pocos pero son los de dinero”.
En lo que hace al ex edil de Sahuayo, JoséEduardo Anaya, resulte lo que resulte de este asunto, lo más seguro es que en caso de que Acción Nacional decida otorgarle la candidatura por la diputación federal, tendrán que tomar en cuenta seriamente que antes de empezar la contienda, tienen ya perdida la elección en Jiquilpan.
Mismo caso para los grupos priistas que se apostaron en la alcaldía para demandar que el alcalde no traicionara al pueblo al firmar los convenios pero, esa cosa maldita que algunos llaman Karma, es tan cruel que algunos asistentes recordaron que entre los manifestantes estaban aquellos, que callaron cuando la verdadera traición se gestaba.