-Señaló José María Uría, conferencista con parálisis cerebral, reconocido pedagogo y gestor en apoyo a instituciones de rehabilitación de personas con discapacidad
Elena Rojas, Zamora
“Como sociedad necesitamos trabajar mucho para modificar nuestra realidad, para que todos demos sentido a nuestras vidas. Todos debemos que ser agentes activos en la transformación hacia una cultura de la inclusión. El camino es largo por recorrer, pero no es imposible, hay mucho que hacer para dignificar nuestras vidas”.
Señaló José María Uría, licenciado en pedagogía y monitor educativo del un centro para personas con parálisis cerebral en España de donde es originario. Lo anterior durante una conferencia motivacional denominada “fragmentos de un trayecto de vida” que ofreció a pacientes del CRI y a sus familiares.
Comentó que la principal dificultad a la que se enfrenta en una sociedad con falta de cultura hacia la discapacidad, es cuando la persona asume una actitud discriminatoria, excluyente, pesimista o de lástima.
“Cuando asumimos una actitud en la que no terminamos de entender que tenemos que hacer sociedades en donde podamos caber todo mundo, difícilmente se logra una trasformación. Debemos actuar desde la parte intelectual, generar una actitud incluyente, positiva y sensible; así como desde la parte operativa al generar infraestructura apropiada para personas con discapacidad y los programas gubernamentales necesarios en apoyo a este sector”.
“Es necesario construir comunidades en donde entendamos que todo mundo podamos tener cálida y podamos ejercer nuestros derechos como ciudadanos, en el desarrollo de nuestras vidas “.
Dijo, “con mi aportación, a través de mis ponencias, mi intención es generar esa conciencia entre la sociedad de que la vida de cada persona tiene sentido y razón de ser y hacer de nuestras vidas algo razonable. Hay un proyecto de futuro para cada uno de nosotros y para ello hay que ir adaptando y acondicionando nuestras posibilidades para que eso sea posible”.
“Las personas con discapacidad desarrollamos diversas habilidades, podemos ser autosuficientes. Tenemos que ser gente activa en esa trasformación, no esperar a que los demás cambien, sino que nosotros mismos buscar esa trasformación para nuestra superación y desarrollo”.
Expresó a los familiares de los pacientes que padecen una discapacidad, “una vez que superan la primera etapa, que han conocido la realidad, deben saber que no se acaba el mundo, sino que a partir de ahí, hay que situarse en esa nueva realidad y saber que pese a la adversidad es posible la vida y posibilitar que su hija o hijo pueda vivir en su máximo desarrollo posible y le garantice la rehabilitación que requiere, lo integre a la sociedad para que mejore su calidad de vida”, concluyó.
Numeraria
1963 nace José María Uría