-México es dependiente del extranjero en producción de energía y alimentos
Elena Rojas, Jacona
“México paso de ser un país autónomo en producción de energía y alimentos, a ser un país dependiente, tanto para la compra de gasolina como de maíz. Hasta 1994 fuimos autosuficientes en la industria agroalimentaria y en la producción de energía. Sin embargo, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Canadá, Estados Unidos y México, dejamos de serlo, cuando el gobierno mexicano optó por un sistema económico neoliberal capitalista de alcance global, que no tiene un equilibrio con el compromiso social”, señaló Armando González Escoto, presbítero y coordinador de la dirección de medios y publicaciones de la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA).
Es decir, dijo, hay que entender el modelo económico no desde una visión de nación, sino de aldea, “esa decisión nos ha llevado a la crisis energética y económica que enfrenta el país”, lo anterior en el marco de la conferencia denominada “condición energética y alimentaria. Retos para el 2019.
Señaló que esas malas decisiones políticas han originado altos costos para la sociedad con aumentos al combustible, canasta básica, gas LP, electricidad, etcétera, “este sistema político económico en el cual la autonomía agroalimentaria se les figuró que era algo que podía manejarse con la importación, en lugar de invertir en maquinaria de última generación, prefirieron invertir en otras cosas, que hasta la fecha desconocemos cuales”.
“Por lo que se dejó de invertir en el campo mexicano y este prácticamente fue abandonado o sustituido por otro tipo de cultivos que resultaran más rentables para exportar, aunque no garantizaran la alimentación de la propia sociedad mexicana”, citó.
Añadió, “lo mismo sucedió con la gasolina. México le vende el petróleo a Estados Unidos a muy bajo precio y el vecino país nos lo regresa convertido en gasolina a muy alto costo”.
“Si se hubiera tenido una visión de largo plazo y hubieran destinado los recursos para invertir en infraestructura y en mejorar el nivel de calidad de las refinerías, no estaríamos enfrentando esta crisis energética”, mencionó.
“México ganaría más refinando su propia gasolina, si las refinerías funcionaran y ganaría más produciendo sus propios alimentos si la infraestructura fuera adecuada”, resaltó.
Comentó que a dos meses de que tomo posesión el gobierno federal, si ha percibido una política orientada al rescate de la industria petrolera que le devuelva la autosuficiencia en la producción de gasolina.
“Pero ha sido a corto plazo, no he visto nada que verdaderamente tenga que ver con modificar la inversión, de asegurarse que la inversión no se evapore. Por lo que aun las expectativas en materia energética siguen siendo inciertas”, afirmó.
“Un país es soberano en la medida que sus decisiones políticas no dependan de otro país que lo controle. Cuando dependemos de otra nación en campos tan estratégicos eso supone que no solo dependemos en lo económico, sino también en lo político. Es decir, México no tiene autonomía para tomar decisiones políticas”, subrayó.
“Por tanto, México tiene dependencia política por el abandono de los factores estratégicos que dan autonomía a las decisiones de un gobierno”, describió.
Dijo, “la solución sería crear un hibrido en cuanto a sistema económico- político que garantizara la apertura del país y el control de los factores estratégicos que le den autonomía, es decir, una mezcla entre economía política de tipo socialista y de tipo capitalista neoliberal”.
“Por ejemplo, los chinos tienen un sistema socialista dentro de una apertura capitalista, con la finalidad de que la ganancia que les da su apertura al capitalismo se puede invertir en infraestructura para todos e incluso individual, a tal grado que en China hay tantos millonarios como habitantes en México, es decir, 130 millones de chinos son millonarios”, puntualizó.
Finalmente dijo, “México tiene mucha riqueza de petróleo, y riquezas naturales como agua, sol y viento pero no hay infraestructura que garantice una producción competitiva”.
Numeraria
3 riquezas naturales que tiene el país para generar energías renovables: agua, sol y viento