-Combinación de alcohol con sustancias energizantes, práctica mortal de la cual no se tiene consciencia de riesgos
Elena Rojas, Zamora
“El alcohol tiene miles de presentaciones. Sin embargo, antes del 2013, la secretaria de salud no ubicaba la cerveza como un problema. Y actualmente, esta es la presentación de alcohol que más pondera, preferida, en nuestros jóvenes. Su consumo es excesivo, en lo local, estatal y nacional”, señaló Francisco Gil Cerda, director del Centro de Integración Juvenil (CIJ).
Resaltó, “lamentablemente crecimos en una cultura donde tenemos arraigado el consumo del alcohol, siendo parte integral casi de nuestra canasta básica. En cualquier situación de nuestras comunidades, sobre todo de orden religioso, el alcohol está presente como un medio de activar la presencia del sano esparcimiento y de la convivencia”.
Añadió que actualmente se ha incrementado como una práctica común la combinación de alcohol con sustancias energizantes, “el primero es de orden depresor del sistema nervioso central y las otras son estimulantes”.
Se trata de combinaciones mortales para los consumidores. Pues un depresor y un estimulante “son una bomba de tiempo” y sin embargo, dijo, lo están viendo como algo normal. Además no se tiene percepción de los riesgos que pueden causar, entre ellos infartos e incluso muchos jóvenes están llegando a los nosocomios por intoxicaciones masivas de algunas sustancias.
Dijo que el alcohol afecta el sistema nervioso, los efectos a corto plazo son: relajación, euforia, irritabilidad emocional, desinhibición de algunas conductas sociales, mala coordinación, dificultad para mantener el equilibrio, dificultad para articular correctamente las palabras, somnolencia, lentitud para reaccionar y confusión.
Asimismo reveló que los efectos a mediano y largo plazo son: enfermedades hepáticas desde hígado graso, hasta cirrosis; enfermedades gastrointestinales; trastornos psiquiátricos, neurológicos; disminución de algunas respuestas inmunológicas; trastornos de ovulación en mujeres, baja densidad ósea, desnutrición por mala alimentación.
La afectación de las funciones, depende de la cantidad, la velocidad, sexo y vulnerabilidad, “se puede decir que un consumo de bajo riesgo responsable sería una copa por ocasión en mujer y hombre, máximo dos”
“El consumo moderado en relaciones sociales seria de hasta 3 o 4 copas; consumo excesivo de alto riesgo se podría considerar más de 4 o 5. Hay que recordar que la mujer por masa muscular y por agua en el cuerpo es más vulnerable al efecto del alcohol”, concluyó.
Numeraria
2013, antes de ese año, la Secretaria de salud no ubicaba a la cerveza como un problema