- Sigue como el atractivo ecoturístico más importante en región Zamora
Oscar De La Rosa, Tangancícuaro
Con mil 300 nacimientos de agua, una leyenda mística con más de 12 figuras creadas por la madre naturaleza y la imaginación del hombre, el lago de Camécuaro, asentado en Tangancícuaro, se mantiene como el atractivo ecoturístico más importante de la región Zamora. Es el centro que más visitantes concentra en esta zona de la Entidad.
A lo largo de varias décadas en este hermoso parque, una de los servicios más demandados es el paseo en lancha sobre las aguas dulces del lago de donde emerge la leyenda de la princesa Eréndira, que para muchos habitantes es la “devoradora de hombres”, puesto que en el afluente siempre ha reclamado la presencia de jóvenes varones para mitigar su dolor.
Sergio López López, con más de 30 años en el servicio de paseos en lancha, dijo que la leyenda de Eréndira es la única que gira en torno a los mitos de Camécuaro. Desde tiempos prehispánicos, la princesa se enamoró de Calzontzin y al ser un amor prohibido por su familia, decidieron ponerle una condicionante de salir victorioso de batalla y regresar triunfante para poder casarse con ella.
“Al ver que nunca regresó su amado de la batalla, la princesa lloró y al derramar sus lágrimas, formó lo que hoy conocemos como el lago de Camécuaro al que decidió aventarse para suicidarse y terminar con su dolor. Desde ese entonces Eréndira se come a los hombres, al confundirlos con su guerrero caído y nunca vuelven a salir. Se cree que alma reside en el centro del lago (frente al trampolín) que es el punto donde más varones han ingresado para nunca volver a salir de los brazos de una mujer que se cree que vive con una pena eterna”, compartió para EL INDEPENDIENTE en un paseo en lancha.
Dijo que a la leyenda se debe agregar las benevolencias que la madre naturaleza ha brindado al espacio de donde la imaginación ha hecho posible diseñar figuras mentales de animales y símbolos religiosos para quienes tienen fe en el catolicismo. A ello debe sumar el colorido y la calidez que han brindado los habitantes de Tangancícuaro para hacer del parque ecoturístico, un lugar especial que también ha servido para que muchas parejas reafirmen su amor y más en uno de los lugares especiales como es la isla de los enamorados.
“Han pasado los años y si bien cambian las cosas, entre nuevas generaciones y modificaciones a las instalaciones, Camécuaro mantiene su belleza. Ojalá que no se cumpla el mito del final de la leyenda de Eréndira que nos dice que el día que se ahogue una mujer en el lago, el afluente va a secarse; nosotros también somos parte de evitar que eso suceda y por lo tanto debemos abonar a mantener su buen estado y la buena imagen que ha trascendido a nivel mundial”, finalizó.