José Guerra/Sahuayo.
En la intención de retomar el sentido religioso de las festividades en honor a Santiago Apóstol en la ciudad de Sahuayo se busca que los tradicionales danzantes retomen en sus indumentarias los elementos ornamentales que han dado trascendencia nacional a esta festividad de acuerdo a Antonio Gálvez Orta, presidente de la organización Danza de Tlahualiles AC.
Las fiestas en honor a Santiago Apóstol, en la advocación de Santiago Mata Moros en alusión a la batalla de El Clavijero durante la dominación árabe en España, es conocida en esta región como la fiesta de Los Tlahualiles en referencia a los danzantes que rememoran a los guerreros nativos de esta región durante la Conquista de México.
Las crónicas recogidas por historiadores e investigadores señalan que en el tiempo de la conquista los españoles se preparaban para la batalla en un campamento cercano a Sahuayo y los nativos enviaron vigías para calcular el poder y el número de invasores; sin embargo los espías vieron con asombro cómo los poderosos conquistadores se inclinaban ante una imagen de un hombre blanco y barbado montado en un caballo que blandía un sable, imagen a la que la superstición de aquellos pueblos otorgó poderes como un guerrero invencible ante quien no quedaba otro camino sino la rendición.
Este marco histórico está construido casi en su totalidad por las narraciones orales que pasaron de generación en generación con sus inevitables adiciones y sustracciones de trozos de relatos.
Actualmente las danzas que se escenifican durante las festividades de Sahuayo están más relacionadas con las luchas entre moros y cristianos durante la ocupación árabe que inició en el 711 con la batalla de Guadalete y culminó en 1492 cuando la ciudad de Granada es entregada a los Reyes Católicos.
En lo que hace al ámbito local Gálvez Orta reconoció que durante décadas esta conmemoración fue perdiendo el sentido religioso para derivar en un carnaval en el que incluso la indumentaria del llamado también Inmortal Guerrero Vencido fue ultrajada al grado de que se utilizaron máscaras de payaso para adornarlas como las de los guerreros.
Estas festividades se componen de tres elementos básicos que son el Patrón Santiago o Santo Santiago como le llaman también, el Tlahualil y el ponche, además de elementos adicionales como las mulitas y los achones.
Dice la historia oral que hace muchos años unos arrieros dejaron encargado un bulto a una familia de la ciudad con la promesa de regresar por él lo que nunca ocurrió, cuando la familia decidió abrir el bulto encontró entonces la imagen de Santiago Apóstol montado sobre un caballo con una espada en actitud de combate que es la imagen que recorre las calles de esta ciudad desde el 16 de julio y hasta el 4 de agosto aunque existen datos de que la imagen arribó a esta región entre 1530 y 1550 cuando unos arrieros dejaron encargada la imagen del apóstol en el barrio del Pedregal. En 1631 y ante la devoción mostrada por los lugareños a la imagen de Santiago Matamoros el entonces obispo de Michoacán fray Francisco de Rivera y Pareja da a la población de Corayazanguarán el nombre de Santiago Tzaguaio y para el 17 de marzo de 1717 se funda en esta ciudad la primera parroquia al santo tutelar.
Durante estos recorridos el Santo es acompañado por cerca de 3 mil danzantes ataviados con enormes máscaras y trajes de gamuza recubiertos de carrujos de láminas de acero que en conjunto rebasan los 30 kilógramos de peso con los que recorren kilómetros y kilómetros para lo que hay que fortificarse de vez en vez con una bebida a base de jugo de granada, alcohol y cacahuate que usualmente se regala por las calles a los danzantes y visitantes.
La participación en estas festividades como danzantes implica un gasto económico y físico tremendo para los participantes ya que aquellos que tienen la habilidad para elaborar su atuendo tienen que hacer gastos de cerca de 5 mil pesos en la compra del material en tanto que aquellos que no pertenecen al gremio pero adeudan una manda o desean un favor del santo patrono tienen que gastar poco menos de 9 mil pesos para mandar hacer la máscara y el traje.
A partir del mes de abril, los varones que se encuentran en alguno de los más de cien grupos de danzantes se reúnen en alguna casa o una bodega rentada después de su jornada de trabajo para comenzar con la elaboración de las máscaras; en estas reuniones que duran en ocasiones hasta la una de la mañana del día siguiente se discuten los diseños y los elementos que integrarán el traje y la máscara de este año ya que es tradición que todo sea nuevo cada año.
Previo al arranque de las festividades las familias de esta ciudad acostumbran los achones fogatas al exterior de las viviendas en recuerdo de las fogatas que hac´8ian los antiguos cristianos europeos para iluminar la peregrinación del Apóstol a lo que fue al Campo de Estrellas (Compostela).