Noé Ortiz
Es curioso, rayando en lo ridículo, cómo el IFE, que por una parte dícese preocupado por evitar durante los periodos de veda, cualquier acto de propaganda política, es a la vez uno de los principales creadores de temas sobre políticos, partidos y política, en los propios medios. Pero esto no es raro en un país cuyos sistemas (político o jurídico) son tan ineficaces que vale más la presión que se hace en los medios, que los procesos mismos.
Que alguien manifiesta su intención de registrarse como candidato, sale el IFE a declarar que si lo intenta lo van a rechazar porque el artículo, y los tiempos y las formas… que otro candidato niega el derecho del instituto a limitar los debates, declaración del consejero en donde cita legislación y jurisprudencia… que un tercero amenaza con demandar a sus contrincantes, nueva declaración de los guardianes de la democracia a los medios de comunicación…
¿Por qué no actuar en el marco de discrecionalidad que debiera, según la Constitución, ser una cualidad de los proceso legales, y hacer la declaración junto con la resolución de cada caso?, pero por supuesto que nuestro IFE no resiste la tentación de ser protagonista, como el famoso “chiquidrácula”, para los futboleros, que se vuelve el espectáculo del partido, por encima de los contrincantes.
Nuestro sistema, por su ineficacia y deficiencia, invita a esto y otras torceduras, que finalmente convergen en que nadie quiere hacer lo que le toca, sino que todos hacen lo que les gusta.
Aunque, para ser justos, esto pasa en todos los aspectos de nuestro sistema mexicano.