-La mina es muy costosa por su alta demanda de exportación y el proceso es muy laborioso
Elena Rojas, Tangancicuaro
Los artesanos de Santa Clara del Cobre ya no ven redituable la elaboración de los tradicionales y distintivos cazos. Y es que está mina de cobre es cada vez más costosa por su alta demanda de exportación, principalmente a China, país que regresa esta materia prima procesada a México, ya convertida en pulseras, enseres domésticos, jarras, tinas, lavamanos e incluso cazos , o bien, la utiliza para la industria y la electrónica. Además, el proceso artesanal para fabricar cazos es muy laborioso o bien, la gente ya prefiere adquirir cazuelas de otro material, como el acero, por ser más económicas.

Asimismo, la contingencia epidemiológica prácticamente tiene a los artesanos paralizados y desalienta aun más su economía, lamentó Manuel González, artesano de Santa Clara del Cobre, lo anterior en el marco del dia internacional de información sobre el peligro de las minas, “muchos artesanos locales tienen que salir a otras ciudades para buscar mejores oportunidades de venta, como ocurre conmigo, ya que desde hace algunos años vendo afuera de la extensión de la Facultad de Medicina “Dr. Ignacio Chávez”, incorporada a la UMSNH, pero la venta es prácticamente nula o escasa”.
Señaló que ya solamente un 40% de las familias de Santa Clara del Cobre sobreviven de esta añeja tradición, mientras que allá por el año 2000, todavía, casi la totalidad de las familias tenían este oficio. Y es que la actividad se devaluó debido a que incrementó mucho el desperdicio del cobre, “actualmente el kilo de este material anda en 90 pesos, mientras que años atrás estaba a 5 pesos”.
Aseguró que mucha gente dejo de comprar los cazos de cobre por la errónea idea de que produce cáncer, “durante años hemos preparado la comida ahí y nunca nos hemos enfermado, al contrario el cobre tienen beneficios: mata ácaros y bacterias; “la mayoría de los consumidores proviene de otros estados como Jalisco, León, Chihuahua, Durango, quienes les dan múltiples usos, como lo es para realizar carnitas, dulces, vinos, cajeta, chicharrón, etcétera. Además las nuevas generaciones ya no quieren continuar con el oficio porque no le ven futuro”.
Finalmente admitió que el precio de los cazos no es económico, ya que el proceso es muy laborioso, “un cazo de cobre de 100 kilos ronda los 8 mil pesos. Mientras que un cazo de acero 4 mil pesos y en el sabor no nos igualan. Para elaborar cazos de cobre, el artesano lleva mucha “friega”: tiene que fundir en una fragua a 600º, realizar las planchas, dar martillazos, prácticamente no le gana, el que gana es el revendedor”.