La Hora de la verdad.
Evidentemente cuando este texto vea la luz, en el estado y la mayoría de los municipios de Michoacán tendremos al menos un esbozo de quiénes han ganado el proceso electoral, sin embargo, ganadores y perdedores estarán arrastrando el lápiz para saber quién les cumplió y quién les falló.
Lo cierto es que durante las visitas de Solvano Aureoles, Chon Orihuela y Cocoa Calderón a esta región, sus coordinadores regionales, el el afán de no quedarle mal a sus respectivos candidatos les inventaron presidentes de organizaciones de productores, de organismos empresariales, de transportistas y hasta de lustradores de calzado y pusieron al frente de estas encargaturas al primer tipo que se prestó para ello.
Es entonces que a partir de este lunes los candidatos, hayan ganado o perdido, tendrán que empezar, en cada uno de los casos a pagar o a cobrar facturas políticas según corresponda y empezar a tachar4 de la lista de amigos a los coordinadores y losa líderes que fallaron.
En casos como Jiquilpan, quien haya ganado, tendrá que empezar a ver qué tanto vale la pena pagarle los favores a las organizaciones con las que se reunieron y negociaron durante la campaña aunque, una cosa es cierta, organizaciones como Mujeres Unidas por Jiquilpan, Movimiento Renovación Siglo XXI, Frente Cívico Ciudadano, Consejo Ciudadano y Unión Lucía de la Paz, estarán presentes en la próxima administración local sin importar el color de la misma y es que, hábilmente, lograron negociar con los tres candidatos con mayores posibilidades de obtener el triunfo.
Por tanto los candidatos perdedores estarán también preguntando qué tanto valió la pena la negociación con estos grupos a los, que, francamente se les ofreció de más en relación a la valía que tenían materia electoral, política y operativa.
El problema es que este tipo de organizaciones, en todo el estado existen, hacer una verdadera comercialización política de sus agremiados, de tal suerte que quienes integran estos grupos adquieren la calidad carne de cañón y lo lamentable es que en la mayoría de los casos la pertenencia de estas personas a estas organizaciones no se da por un motivo ideológico o político, se da por la necesidad y por el ofrecimiento de estas agrupaciones de generar apoyos, bajar recursos, despensas y más que a final de cuentas no son sino migajas en comparación a lo que obtienen los liderazgos de estas agrupaciones quienes al momento de la negociación aseguran para sí puestos de confianza, puestos intermedios y puesto de talacha pero escasamente los recursos generados llegarán a las clases más desprotegidas de estas agrupaciones que ofrecen hacer el trabajo rudo en materia de elecciones.
En este contexto y estas organizaciones deberán entenderlo, se ha negociado y no de la manera más honesta posible ¡vamos! No hay visos de honestidad en ello sin embargo la fuerza de la costumbre ha obligado a que los candidatos tengan que recurrir a estos grupos en la intención de asegurar una competitividad, misma que buscan los contrincantes recurriendo, curiosamente a los mismos grupos.
Esto implica que quienes han perdido esta elección tengan que cuestionarse severamente si las organizaciones amarradas en verdad cumplieron sus compromisos el día de la jornada electoral o simplemente en su fuero interno determinaron quién habría de ganar.