“Pueblito de crepúsculos arrebolados”
José Luis Ceja Guerra
Tangamandapio, aquel pacífico pueblo con el que nos engañaba Jaimito el cartero es en realidad un caldero de brujas en el que los golpeteos políticos cobran vigencia de manera alarmante.
La historia política de Tangamandapio es una de venganzas, traiciones y utilización desde los viejos tiempos de Serafín Ríos & Co quienes fincaron liderazgos políticos y económicos en la utilización de las comunidades indígenas principalmente la de Tarecuato y la Cantera.
El PRD de aquellos tiempos se convirtió en sinónimo de imposiciones y vejaciones a los derechos de la militancia partidista y en el marco del próximo proceso electoral las cosas vuelven a moverse en todos los frentes.
De entrada parece que el actual diputado local por el distrito de Jacona Miguel Amezcua Manzo está empeñado en reverdecer laureles y está a la espera de los tiempos para buscar regresar a la alcaldía en la que por cierto parece que no tiene muy buenos amigos y es que desde hace tiempo que se ve una marcada distancia con el alcalde Juan Campos González quien, por cierto fuera secretario particular de Miguel Amezcua durante la anterior administración de este municipio.
Las voces al interior de la alcaldía dicen que la apuesta de la presidencia está puesta en el actual director de obra pública que, por cierto, repitió administración aunque no descartan que, de última hora se puedan dar las reconciliaciones necesarias para que el actual legislador regrese a palacio municipal.
Contrario a lo que ocurrió en la anterior elección local, PRI y PAN buscarán la victoria por su lado y en Acción Nacional se postula como un serio aspirante Luis Hernández Ceja quien, otra vez por cierto, fue síndico municipal del gobierno priista de Miguel Amezcua.
En el PRD el asunto parece menos tenso porque dicen que con la salida de Cuauhtémoc Cárdenas del PRD prácticamente los Ríos Álvarez quedan fuera de la jugada y por fin hay espacio para los nuevos políticos y en ese entendido la corriente dominante del perredismo michoacano parece que le dio ya la bendición al litigante Eduardo Ceja Gil quien ha venido trabajando desde hace rato tratando de construir un perfil que le permia encajar en lo que está exigiendo la militancia.
De entrada, dicen, han buscado desligar a este joven de los tradicionales grupos de poder del partido que en este municipio ha protagonizado más arrebatos de ira y zafarranchos que propuestas o acciones de gobierno creíbles.
En tangamandapio es común que la ciudadanía reclame lo que considera su derecho sin embargo ello no exime que estos reclamos, al menos este año y una parte del otro, sean más con matices políticos que verdaderamente sociales.
Un municipio donde dos ex funcionarios electos (alcalde y Síndico) y uno de designación (el de obras públicas) intentan mantenerse vigentes en el palacio municipal y un joven litigante en el PRD que antes de pensar en despachar como alcalde tiene que sortear los Ríos de pasiones y desencuentros que dominan a la izquierda en este municipio.
De otras cosas, que también valen la pena…
En el marco de los informes de gobierno es necesario solicitar a nuestros legisladores locales la modificación de la Ley Orgánica Municipal en torno a la respuesta que deben dar los regidores al informe del alcalde.
Cierto es que no siempre se puede exigir una actitud contestataria pero sí al menos con dignidad, las intervenciones de los regidores de Jiquilpan, Síndico incluido, fueron, por decir lo menos: tibias, medrosas, adulatorias y de auto alabanza.
Resulta importante, que para evitar la rechifla del respetable, los regidores pidan a alguien que revise sus discursos antes de aventarse al ruedo con el capote roto, deben pedir a sus ayudantes que “rasuren al bicho” antes de la primera embestida o de plano que les ayuden a hacer un discurso en el que no tengamos que imaginar qué fue lo que dijeron.
O más fácil, que se callen.